Un taxista, condenado a indemnizar a una clienta a la que vapuleó por falta de cambio
Un taxista ha sido condenado a pagar a una usuaria la cantidad de 1.000 pesetas como indemnización por haber sufrido malos tratos de palabra y obra que le causó el taxista en cuestión el pasado 19 de noviembre en el transcurso de una discusión suscitada al querer pagar la mujer una carrera de 315 pesetas con un billete de 2.000. Fuentes municipales comentaron que las quejas presentadas son escasas y están compensadas por el agradecimiento hacia taxistas que han ayudado a los vecinos más alla de sus obligaciones profesionales.
El sector del taxi en general y las relaciones entre taxistas y clientes en particular constituyen una fuente continua de polémica. La denuncia presentada el 19 de noviembre por una clienta contra un taxista vino motivada por uno de los incidentes más frecuentes entre profesionales del taxi y usuarios: la primera quiso pagar una carrera de 3 15 pesetas con un tállete de 2.000 y el segundo no tenía cambio.Ambos intentaron cambiar el billete en varios establecimientos sin conseguirlo. Los ánimos se fueron encrespando y, según dice la sentencia, el taxista agarró a su clienta por las solapas y la zarandeó
La sentencia condenatoria para el taxista es por los malos tratos, no por el hecho de no llevar cambio. En este caso el taxista llevaba razón: el artículo 40 de la ordenanza municipal señala que sólo están obligados a llevar cambio hasta billetes de 500 pe setas, y aunque esta cifra será elevada próximnamente por su desfase evidente con el precio medio actual de una carrera de taxi, en estos mementos es la legal.
Un portavoz de la Sección del Taxi, departamento municipal encargado de investigar las quejas presentadas por los usuarios, informó que la mayoría de las reclamaciones venían motivadas por los cobros abusivos, "aunque el número de quejas ha descendido mucho desde que la Policía Municipal controla estrictamente los taxis que hacen el servicio en el aeropuerto de Barajas".
Motivos de sanción
Las sanciones a los taxistas se centran en la retirada temporal o definitiva del permiso de circulación o de la licencia para el taxi -el Ayuntamiento no puede imponer sanciones económicas-, según la gravedad de la falta. Las irregularidades denunciadas por los usuarios que constituyen faltas leves, y como tales son sancionadas con retiradas del permiso desde uno a tres meses, se refieren a bajadas de bandera antes de conocer el destino del viaje, que el conductor del taxi fume si el cliente le pide que no lo haga o que el vehículo e incluso el conductor no presenten un aspecto higiénico.
Las faltas graves más habituales, que llevan aparejada una sanción de retirada del permiso por un tiempo de tres a seis meses, son las de no querer prestar el servicio estando Ubres, no seguir los itinerarios más cortos o elegidos por el cliente, no devolver los objetos perdidos o tratar a los usuarios de forma desconsiderada.
Las faltas muy graves, que acarrean sanciones de retirada del permiso desde seis meses en adelante, incluida la retirada definitiva de la licencia, son las de cobrar más de lo autorizado, efectuar manipulaciones en los taxímetros o conducir embriagados, por citar algunas.
El portavoz de la Sección del Taxi afirmó, sin embargo, que teniendo en cuenta que en Madrid hay alrededor de 15.500 licencias concedidas, el número de denuncias presentadas es relativamente bajo, aunque el departamento no cuenta con cifras concretas.
En compensación, afirmó el citado portavoz, "tenemos constancia también del agradecimiento de los usuarios para los taxistas, que con bastante frecuencia prestan ayudas sin que tengan obligación de hacerlo; ayudas de todo tipo, desde las tópicas a las mujeres embarazadas o transporte de heridos hasta del tipo de esperar a que el cliente, generalmente mujeres y de noche, entre en el portal o ayudar a personas ancianas a subir y bajar del vehículo y transportarles los equipajes, o devolver objetos -con la consiguiente pérdida de tiempo y dinero- que tal vez no tengan valor alguno y que a veces ni siquiera son reclamados por sus dueños".
"A veces surgen discusiones motivadas porque los usuarios no conocen el reglamento del sector del taxi. Una de las más frecuentes suele ser las protestas de clientes que han querido tomar un taxi acompañados de algún animal, generalmente perros, y el taxista se ha negado".
A este respecto, el portavoz municipal puntualizó que "el artículo 36 de la ordenanza señala que el transporte de animales está gravado con 50 pesetas de suplemento, con la particularidad de que un taxista puede negarse a hacer el viaje si considera que el animal en cuestión, e incluso las condiciones higiénicas del cliente, pueden dañar el vehículo. Aquí entran en juego factores discrecionales, desde la mayor o menor amabilidad del taxista hasta los modales con que el cliente solicite dicho servicio".
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