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Crítica:EL CINE EN LA PEQUEÑA PANTALLA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El interior de dos mujeres

Cuando el ciclo dedicado a Ingmar Bergman está a punto de finalizar -lo hará la semana próxima, con la proyección de la aquí inédita Después del ensayo-, viene Sonata de otoño a demostrar lo accesible que puede ser Ingmar Bergman para cualquier público.Porque Sonata de otoño es, básicamente, un filme transparente, calificativo, no por muy usado menos efectivo, que corresponde plenamente a los presupuestos del director: contar una historia desnudándola de cualquier posible elemento accesorio.

Unas actrices: Liv Ullman, habitual en su cine, e Ingrid Bergman, por primera -y última- vez rostro de Bergman.

Sonata de otoño nos cuenta el reencuentro de una madre -la Bergman, por supuesto- con su hija -Ullman- después de siete años de pérdida de contacto y tras la muerte del amante de la primera. Mujer difícil la madre, egocéntrica, solitaria e incapaz de establecer comunicación más allá de la puramente mecánica que implica su profesión musical.

Y es que la música, más que un recurso artístico mediante el cual pudiera nacer algún lazo humano, es para la mujer un pozo que alimenta soledades y da cobijo a sus sufrimientos. La hija, por el contrario, es comprensiva, entiende el difícil papel que ha debido jugar su madre.

Bergman se plantea Sonata de otoño con su rigurosidad habitual para el psicodrama, con el mismo ímpetu y la misma profundidad con que anteriormente había analizado el matrimonio en esa obra puntera del cine moderno y del cine de todos los tiempos que es Secretos de un matrimonio. Le basta al cineasta disponer de unos -pocos- interiores, unas actrices que dan lo mejor de sí mismas -la Bergman, por ejemplo, empleada en aquellos días en obras de escasísimo interés, tiene aquí un papel escalofriante por lo patético y veraz de su retrato- y las miradas, esas miradas insuperables e insuperadas que mútuamente se lanzan las actrices. Miradas que son algo más que simples ojos que se cruzan; miradas que hablan, que sufren, que se expresan con toda intensidad. Como la mirada de Bergman sobre sus criaturas, siempre exacta, jamás falsa ni contradictoria.

Comparada con Secretos de un matrimonio, Sonata de otoño tiene un par de inconvenientes. Por un lado, su tema, la erosionada relación madre-hija, el vaivén odio-amor que se llevan, interesa y apasiona menos que lo referido a aquella película.

Sonata de otoño se emite hoy a las 22.05 por TVE-2.

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