Aburrimiento en blanco y negro
La televisión rumana inicia sus emisiones, que sólo duran dos horas, a las ocho de la tarde. Antes o después, los habitantes de Bucarest pueden conectar con la televisión búlgara, por estar cerca de la frontera con el vecino país balcánico.Resulta curioso ver competir en los hogares rumanos a su horrenda y breve programación nacional con la búlgara, más frívola y movida. El rumano medio no tiene ni idea del idioma búlgaro. Pero las mujeres escotadas y los galanes cimbreándose a ritmos rock, junto con el color de los programas, acaparan muchos televidentes rumanos, hartos de ver en blanco y negro programas sobre la industria nacional de camiones. Es una verdadera fiesta cuando, por ejemplo, Bucarest emite en color un programa americano sobre La era del bronce en Palestina.
Todo ello ha contribuido al desarrollo de un mercado del vídeo bajo cuerda. Cintas con grabaciones de las mejores películas occidentales circulan de casa en casa; pocas casas: únicamente en aquellas en las que el propietario puede adquirir por un dineral, en moneda local, un modesto vídeo.
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