El laberinto urbano del mensajero
La coordinadora estatal unitaria de mensajeristas constituye una pionera iniciativa de sindicalismo juvenil
El próximo 9 de marzo, cualquier espectador acostumbrado al paisaje urbano madrileño podrá observar que el ya habitual elevado número de jóvenes mensajeros que a diario recorren la ciudad se incrementará, de pronto, con la llegada de otros motoristas. La coordinadora estatal de mensajeros ha convocado para ese día una marcha sobre Madrid, a la que acudirán jóvenes de Barcelona, Zaragoza, Valencia, Sevilla, Bilbao y otras grandes poblaciones.El alto índice de paro y la marginación laboral de los jóvenes en España han dado como resultado que las reivindicaciones sindicales de los mensajeros no difieran apenas de las que el movimiento obrero planteaba el siglo pasado: tener Seguridad Social, trabajar con una jornada máxima razonable, poder tener un sindicato, contar con un salario fijo, un horario y unas herramientas de trabajo.
Se calcula que más de 4.000 jóvenes españoles, en edades comprendidas entre 16 y 30 años, invierten jornadas de hasta 17 horas diarias en recorrer las grandes ciudades, por cuenta de empresas dedicadas al transporte de pequeñas mercancías. Según fuentes relacionadas con el sector, este tipo de empresas, que ofrecen servicios rápidos de transporte de correo y pequeños paquetes de puerta a puerta, se eleva ya en España a un número próximo a 500.
Las condiciones laborales de un mensajero no difieren habitualmente de lo que se conoce por economía sumergida, trabajo negro o sobreexplotación. Radio Mensajeros, Maratón, Internacional Courrier, Mundi Express, Jet, son algunas de las empresas que mantienen contratos de tipo mercantil con los jóvenes. En estas condiciones, los modernos mensajeros obtienen salarios entre 20.000 y 100.000 pesetas, a cambio de aportar una motocicleta propia y efectuar jornadas comprendidas entre las 7 de la mañana y las 12 de la noche, incluyéndose, en muchos casos, sábado y domingo.
Los muchachos no cuentan normalmente con Seguridad Social y son inducidos a darse de alta en el régimen de autónomos, lo que tampoco es posible dado que la Tesorería de la Seguridad Social ha prohibido este tipo de altas por ser ilegales. El tipo de remuneración se obtiene por destajo: los mensajeros cobran entre un 50% y un 60% del precio del reparto y una pequeña cantidad fija por trabajo efectuado, en concepto de gasolina y mantenimiento del vehículo.
Deben afrontar personalmente los riesgos de robo de la motocicleta. Algunos otros riesgos son todavía peores. En un accidente perdió su vida, después de permanecer tres meses en coma, Esteban Viver, de 22 años, trabajador de VS Courier de Barcelona.
De estas condiciones laborales deben exceptuarse algunas empresas, generalmente de carácter multinacional. José Maria Hill Prados, consejero delegado de otra más pequeña, Grupo de Servicios Internacionales, Courier Service, de Barcelona, manifestó a este diario que "es viable la existencia de empresas de mensajería con toda su plantilla en la Seguridad Social". Hill añadió que sus costos de explotación son superiores a los de las otras empresas que no cumplen estas condiciones.
Desde finales de 1984, la jurisdicción laboral ha empezado a intervenir en la situación laboral de los mensajeros, a consecuencia de las movilizaciones que los jóvenes iniciaron poco antes en Barcelona y que se han prolongado ininterrumpidamente desde entonces.
En la actualidad, según explica José Escruela, de 25 años, secretario de la coordinadora estatal de mensajeros, recientemente constituida, existen en España cuatro sentencias de la Magistratura de Trabajo y una del Tribunal Central de Trabajo que reconocen la relación laboral de los mensajeros. El conflicto se encuentra ahora pendiente de una resolución del Tribunal Supremo, al que recurrió la empresa Mensajeros Radio.
Un informe reciente de la Inspección de Trabajo de Barcelona ha reafirmado también la naturaleza laboral de la relación entre los mensajeros y las empresas.
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