Suecia pasa a controlar la final de la Copa Davis de tenis después de adjudicarse el punto de dobles
Suecia se adelantó ayer por dos victorias a una a la República Federal de Alemania (RFA) en la final de la Copa Davis de tenis, que se disputa en Múnich. En el partido de dobles, Mats Wilander y Joakim Nystroem vencieron a Boris Becker y Andreas Maurer por 6-4, 6-2 y 6-1 en una boira y 18 minutos.Hoy, a partir de las tres de la tarde, se jugarán los dos últimos individuales. Becker tiene de nuevo la oportanidad de salvar la final en el primer encuentro ante Wilander, mientras el sueco Stefan Edberg y el alemán Michael Westphal, los segundos jugadores, decidirán el quinto punto. El conjunto ganador recibirá un cheque de 200.000 dólares (algo menos de 32 millones de pesetas).
ENVIADO ESPECIAL
Wilander y Nystroem son dos amigos que suelen compartir la habitación cuando viajan por el circuito tenístico. Ayer se presentaron en la pista como la segunda pareja sueca, ya que Jarryd -enfermo estos días- y Edberg son considerados como los mejores. Apenas tres años atrás, ni Wilander ni Nystroem sabían lo que era pisar el terreno cercano a la red. Tras meses de trabajo con el australiano Roy Emerson, catapultaron ayer a Suecia hacia la victoria en el tercer partido de la final de la Copa Davis, en el que ofrecieron un recital de rapidez de movimientos, de acierto en las voleas y los servicios y, sobre todo, de picardía y fuerza en los restos.
Un triunfo fácil
Para Nystroem, la victoria de ayer fue muy fácil: "Ha sido una sorpresa para mí que fuera tan sencillo", dijo. La imagen de la pareja sueca era un ejemplo de seriedad y compenetración. Todo el partido se convirtió en un contraste entre la forma de trabajar de los suecos, en un solo bloque de amigos, y la de los alemanes, con Becker como único ariete para romper la muralla nórdica. Los suecos tienen incluso un sistema de señas cuando sacan. El jugador que está situado junto a la red le marca la jugada que realizará al compañero. Éstas están numeradas y el signo se produce colocándose la izquierda en su espalda.Ya antes del partido, Becker trabajó su excusa. Le dolía un muslo y un diagnóstico médico de última hora le obligó a jugar. Con el juego en marcha, muy pronto quedó claro cuál era el punto débil de la pareja germana. Andreas Maurer, un hombre de 27 años que arrastra su incipiente calvicie con resignación, en compañía del joven y brillante Becker, perdió su primer servicio. Ya sólo pudo retenerlo una vez más en todo el partido.
Maurer y Becker forman una extraña pareja. Apenas se entrenan juntos -Becker prefiere hacerlo con su amigo Zivejinovic- y carecen de compenetración. Varias veces se encontraron juntos en un rincón de la pista mientras la bola iba a parar al otro lado. Maurer, con un servicio seguro, pero ingenuo, parecía ayer el amigo feo que acompaña al guapo a la discoteca para ver si así consigue ligar. Mientras Wilander y Nystroem conversaban después de cada punto, Maurer y Becker apenas intercambiaron dos frases durante el partido.
La resistencia alemana duró 38 minutos, la primera manga. Luego, cuando Maurer volvió a perder su servicio en la segunda, se acabó el partido. De un 3-2 para los suecos en la segunda manga se pasó a un 4-0 en la tercera. Siete juegos en los que Wilander y Nystroem consiguieron 28 puntos por dos los alemanes.
La final, sin embargo, no está cerrada. Los dos partidos individuales de la jornada de hoy son observados con recelo, aunque con optimismo por los alemanes, mientras los suecos mantienen su frialdad acostumbrada. Becker, siempre rodeado de su entrenador, Bosch, y su promotor, Tiriac, mantenía ayer sus esperanzas de conseguir una Copa Davis como broche de oro para su año loco.
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