Corazón 'Cory' Aquino

"Mi sospechoso número uno sigue siendo el presidente Marcos". Tal fue la primera reacción de Corazón (Cory) Aquino al veredicto del tribunal que absolvió el pasado lunes, en Manila, a los militares presuntamente implicados en el asesinato de su marido, Benigno Aquino, el 21 de agosto de 1983, un día que lanzó a esta apacible abuela de 52 años a una inesperada carrera política que puede conducirle hasta la presidencia de Filipinas. Precisamente ayer hizo pública formalmente su candidatura para las elecciones presidenciales que Ferdinand Marcos ha convocado para el próximo 7 de febrero.Cory Aquino no estaba hecha para la política. Su boda, a los 21 años, unió a dos dinastías de grandes terratenientes del norte de Filipinas. Era su marido, un periodista convertido en gobernador y senador, quien parecía destinado a los más altos cargos. Ella se conformaba con ser "simplemente la mujer de un político". Las balas que mataron a su marido, disparadas por Rolando Galman, según un polémico veredicto judicial, la catapultaron al primer plano de la actualidad y la convirtieron en todo un símbolo nacional de la lucha contra la dictadura.

Presidió en Manila un funeral histórico en el que participaron dos millones de personas. Pronto aparecieron camisetas, eslóganes y pancartas reclamando la continuidad de la figura de su malogrado esposo, llegando a reunir, en el espacio de unas semanas, más de un millón de firmas pidiéndole que sea candidata a la presidencia de Filipinas.

"La justicia no es posible mientras Marcos continúe como jefe de Gobierno" dice la viuda de Aquino, mientras prepara la configuración de una candidatura única de la oposición y ofrece a Salvador Laurel que se incorpore a esta batalla política como aspirante a vicepresidente.

"Creo que el sacrificio de mi marido será útil para el pueblo de Filipinas", declaró Cory en una entrevista publicada por EL PAIS, poco después del asesinato de su marido, Benigno Ninoy Aquino. "La gente se ha despertado, ha perdido el miedo y exige la dimisión de Marcos y el restablecimiento de las libertades y la democracia", añadió Cory, hace ya más de dos años. En este tiempo ha pasado de ser una tranquila ama de casa, madre de cuatro hijas y un hijo, a principal líder de la oposición política de Filipinas. Cuenta sin duda su nombre, en un país donde la política está muy personalizada, pero cuenta igualmente su estilo personal, su manera de ser modesta, valiente e íntegra.

Piadosa, en una nación con gran influencia religiosa, cuentan en Manila que Cory tiene entre sus principales asesores en la sombra al influyente cardenal Jaime Sin, una de las figuras públicas más críticas con el presidente Marcos. "No tengo miedo, sé que Dios se ocupará de mí", dice la viuda de Aquino, en medio de un ambiente de extremada violencia política que cobra un promedio de 15 vidas diarias en Filipinas. Cory Aquino disputa hoy en popularidad con la primera dama Imelda Marcos, persona de notable influencia en los asuntos políticos del país, sobre la que se especula como posible sucesora de la dictadura implantada por su marido. Mientras Imelda es la primera dama, Corazón Cory Aquino aspira a convertirse en la primera presidenta de Filipinas, empujada por la trágica muerte de su marido, cuyo asesinato fue el detonador que acentuó la crisis del régimen de Ferdinand Marcos.