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Beckenbauer, un 'kaiser' en entredicho

Cuando fue nombrado responsable de la selección nacional de fútbol de la República Federal de Alemania, la afición, la crítica y los jugadores le recibieron con entusiasmo. Franz Beckenbauer, el kaiser -que, como capitán, dirigió al equipo alemán occidental en sus grandes éxitos de pasado decenio-, heredaba de Jupp, Derwall un conjunto desmoralizado y sin ideas. Todos conriaban en él con vistas al Mundial de México. Hoy, casi año y medio después, la euforia ha desaparecido: a su selección le cuesta demasiado ganar.

Seis partidos lleva el cuadro de Beckenbauer sin conocer la victoria. El último, hace dos semanas, contra Checoslovaquia, fue todo un alarde de despropósitos e indecisiones. Se logró empatar a duras penas. Tan sólo habían acudido al estadio de Múnich 22.000 espectadores.Beckenbauer había comenzado bien su etapa como seleccionador. La clasificación para acudir a México se consiguió sin especiales dificultades y el flamante triunfo precisamente contra Checoslovaquia en Praga, por 5-1, hizo creer a más de uno que los alemanes occidentales volverían a ser una potencia mundial en el próximo campeonato. En los siguientes partidos el equipo volvió, sin embargo, a la mediocridad general, tan criticada bajo la dirección de Derwall.

Beckenbauer no oculta su mal humor y su desasosiego. Tras derrotas como la sufrida contra Portugal en campo propio o contra la Unión Soviética en Moscú, mostró abiertamente su indignación por la falta de combatividad y los "fallos técnicos de principiante" de sus jugadores. En sus últimas declaraciones da la impresión de resignarse a acudir a México con un conjunto en cuya capacidad no cree. Sólo Schuster podría resolver el principal problema del equipo alemán occidental: su falta de orden y concepción de juego. Pero el jugador azulgrana ya ha manifestado que no vuelve bajo ningún concepto a la selección. Son muchos los que comprendieron a Schuster cuando explicó recientemente que su regreso a la selección aumentaría justificadamente las expectativas de éxito.

Críticas

En caso de un fracaso en la primera ronda clasificatoria -nada improbable, como reconoce el propio Beckenbauer-, las iras de la afición y de la crítica de la RFA se volcarían sobre Schuster. Éste no está dispuesto a que la Prensa alemana occidental se lance de nuevo sobre su vida privada y las supuestas responsabilidades de su mujer, Gaby. Beckenbauer se ha mostrado dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para que Schuster reconsidere su actitud, pero no oculta su pesimismo al respecto. Ante el campeonato de México, Beckenbauer, que en su etapa de jugador capitaneó una selección llena de figuras del fútbol, prepara un equipo en el que la estrella de la actualidad se niega a jugar.El entrenador, que siempre ha hecho gala de una gran seguridad en sí mismo, está irritado y cansado. Él ha pasado ya a la historia del fútbol alemán occidental como kaiser (emperador) y no tenía necesidad alguna de poner a prueba su prestigio como seleccionador. Podría haberse dedicado a su nueva afición -el golf-, a sus comentarios deportivos en la Prensa y en. la televisión y a sus negocios. Problemas económicos o existenciales no tiene este hombre, tranquilo y ordenado, que, nacido en un barrio obrero de Múnich, llegó a millonario gracias al fútbol.

Algunos amigos ya le habían recomendado que no aceptara el puesto. Son muchos, decían, los grandes jugadorel que fracasaron como entrenadores. Él, sin embargo, consideró un reto la preparación del equipo ante el campeonato de México para sacar al fútbol alemán occidental de la crisis en que se encuentra. Los partidos de la selección no son los únicos que cada vez convocan menos público a los estadios. Los clubes sufren por igual y, cuando coinciden los partidos con una retransmisión de tenis con Boris Becker, el fracaso económico en los estadios está últimamente asegurado.

Beckenbauer ha introduccido grandes cambios en el equipo. Llamó a jugadores casi olvidados ya en la seleoción y a jóvenes promesas. Todos reaccionan entusiasmados cuando el seleccionador, aquel jugador genial al que todos admiran, les convoca. Pero el entusiasmo cede después en el terreno de juego, a tenor de lo visto en los últimos encuentros. La indignación de Beckenbauer por el bajo rendimiento del bloque le ha llevado en ocasiones a críticas públicas muy agresivas a sus jugadores. No comprende que unos profesionales cometan los fallos que, están cometiendo los alemanes occidentales.

Su equipo tiene dos oportunidades importantes de demostrar una mejoría antes de México: en Italia y en Brasil. Dos desafíos que, sin embargo, son muy difíciles.

Hace meses, Beckenbauer manifestó su intención de dimitir si no conseguía la clasificación para el Campeonato Mundial de México. La clasificación se logró. Su contrato finaliza el próximo año y es improbable que, pese a las presiones de la federación en favor de una renovación, Beckenbauer se decida a continuar como seleccionador.

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