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GENTE

Carlos Sánchez-Reyes,

presidente de la Organización de Consumidores y Usuarios, tendrá que poner un especial cuidado en velar por la pureza de los productos y las denominaciones de origen para no tener problemas como los de un industrial de L'Allier, en Francia, que vendía falsos caracoles de Borgoña y ha sido condenado a un mes de prisión y el equivalente a 300.000 pesetas de multa. Y le han pillado los veterinarios, tras un examen comparativo, por ignorar una característica científica y totalmente confidencial de los gasterópodos: que, aunque son unisexuales, no todos tienen idéntico su conducto, y justamente los de Borgoña cuentan con la particularidad, además de su suculencia, de que están menos dotados que otros. El industrial compraba los caracoles al por mayor en los países del Este y los comercializaba como borgoñones.

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