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Un imperturbable carrusel de varias cotas máximas

Las cuatro bolsas españolas se encuentran en sus niveles máximos de este año, después de haber acumulado en dos sesiones, y en lo que se refiere al mercado madrileño, las diferencias anuales más altas en su índice general. Casi seis puntos en tan sólo dos jornadas ha sumado la Bolsa de Madrid, con muy pocas diferencias sobre las demás, con lo que queda de manifiesto que el dinero, el problemático dinero, siente una predilección especial por la renta variable. Cuando se trata de diferenciar la procedencia o intencionalidad de estos fondos es cuando se plantea un buen número de interrogantes que, aunque relegados a un segundo plano, continúan en el ambiente.Por el momento, la presencia de dinero es la que está moviendo los mercados de acciones, variando la situación de un día para otro de manera significativa. Si en la sesión del martes el papel se mostraba remiso a entregarse ante la posibilidad de obtener un precio sensiblemente mejor, ayer no se hacían rogar demasiado los poseedores de títulos, pese a que el futuro inmediato les puede deparar algunas sorpresas.

La desorientación ante una entrada de dinero a estos niveles se mantiene, y tal vez por ello se insiste en la posibilidad de que estos fondos escondan un carácter marcadamente especulativo, aunque tampoco consiguen alejarse las dudas sobre la duración de la corriente compradora. El problema a resolver es, ni más ni menos, si vender ahora significa un buen negocio, o si, por el contrario, implica el situarse, con todo el equipo, en el evidentemente difícil terreno de la liquidez. Con ello vuelve a plantearse la total incomprensión de las causas que mueven a los compradores externos, y en el ánimo de muchos empieza a calar la sospecha de que los de fuera ya están de vuelta.

Desde el punto de vista de la inversión interna, calcular mal las posibilidades actuales puede suponer, en el mejor de los casos, una pérdida de beneficios como diferencia entre la venta y la posterior compra, mientras que el caso contrario, vender con un mercado alcista, puede significar el fuera de juego casi definitivo, ya que habría que recomprar más caro o acudir a otras alternativas mucho menos rentables.

En este sentido, los pagarés del Tesoro negociados en la Bolsa de Madrid empiezan a mostrar un cierto descenso en sus tipos de interés, aunque todavía con mucha lentitud. A una semana, los tipos máximo y mínimo se han situado entre el 10,50% y el 9,017%, frente al 10,75% y el 9,50% de la sesión anterior. Al tiempo, los pagarés con un pacto de recompra a tres meses mantienen su cota máxima en el 9,46% anual, mientras que el mínimo mejora y se sitúa en el 9,434%.

Esta tendencia descendente, incluso siendo muy pequeña, se ha interpretado como una indicación del camino que a corto plazo pueden tomar los tipos de interés. Por ello, el dinero disponible sigue siendo un lastre demasiado pesado para aquellos que, como mínimo, quieren mantener su valor adquisitivo. Los mercados de valores son una buena opción, pero, ahora más que nunca, hay que estudiar detenidamente el factor riesgo.

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