Rambo
Pocos minutos antes de que el Gobierno español declarara la guerra, es un decir, al Frente Polisario, don José María Ruiz Gallardón, el gran impugnador del Reino, aparecía ante las cámaras de TVE reclamando la fuerza, si era preciso, para defender a los pescadores españoles en las aguas del banco saharaui. Hijo de excelente cronista de la guerra de África, algo de africanismo al viejo entender lleva en las venas don José María, personaje que no tiene ni pelos ni papel higiénico en la lengua cuando se trata de expresar sus malos humores, sean jurídicos o políticos. Pero, con todo, no es el señor Ruiz Gallardón de los más violentos que corren por esta oposición que Dios nos ha dado, y por eso me alarmó su belicosidad, como si fuera presagio de lo que luego ocurrió.La ruptura del Gobierno del PSOE con el Frente Polisario pone en evidencia que la política exterior de este Gobierno se va acercando poco a poco al retrato robot que debe figurar en algún sótano del Departamento de Estado. Da igual que ahora se queden los pescadores españoles como un bocadillo de bonito del Norte; por un lado, las ametralladoras polisarias, y por otro, el supuesto fuego de cobertura de patrullaje español. Morir pescando, a partir de ahora, será morir en acto de servicio por Occidente y su estrategia. Y menos mal que Pilar Miró sigue al frente del cine del cambio, porque de no ser así no me extrañaría nada que un día de éstos se subvencionara un Rambo hispánico, vía Guerrero del Antifaz anfibio, rescatador de pescadores españoles secuestrables por la variada gama de infieles que puebla el continente camita.
A partir de la ruptura con uno de los más comprometedores vínculos progresistas que le quedaba a la política internacional socialista, ya nadie se sorprendería si próximamente enviáramos una División Azul a Afganistán o un lote de balas de fogueo al Comandante Cero o al Comandante Nada. Lógicamente disgustado va por la vida don José María Ruiz Gallardón. Esto del Gobierno es un escándalo. Ni el papel de Rambo le dejan al buen hombre. Mal lo tiene una oposición a la que el Gobierno le roba cada día las ideas, las palabras, las intenciones y las omisiones. Yo de don José María les diría: Que se oponga tu padre.
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