Un recuerdo a Sacristán
Quisiera dedicar unas lineas al desaparecido Manuel Sacristán. Le conocí hace largos años, al igual que a José M. Castellet, como amigo de Jesús Núñez, compañero mío de promoción en la Escuela Diplomática; fuimos los tres mosqueteros de aquella aventura de Laye, la revista del Frente de Juventudes de Barcelona que explotaba la estulticia de la censura publicando artículos sobre Marx mediante el sencillo truco de llamarle el barbudo de Highgate. Estando luego en la Dirección General de Relaciones Culturales (antes de 1956) le gestioné una beca para Alemania, donde quería hacer un estudio detenido de Heidegger rindiendo cuenta de su etapa existencialista, ya entonces, según creo, en ruinas. Esta cuenta figura en Las ideas gnoseológicas de Heidegger e Introducción a la Lógica y al análisis formal.Y fue ese año, según me dijo luego, cuando, en debates semiclandestinos con un tornero alemán, llegó al marxismo.
A finales de 1965 le vi por última vez en su casa de la calle Balmes, en Barcelona. Entonces observó cuán irritado estaba yo por la situación del exilio y porque, a mi paso por Madrid, en casa de Francisco Bustelo, propuso, creo que Mariano Rubio, que creáramos un grupo para estudiar la realidad de España, igual que 10 años antes. Después no le he visto más. Mi recuerdo es, pues, para el Sacristán de Laye, el que discutía en Alemania con un tornero, y para todos los Sacristán posteriores, incluído el miembro del Comité Antinuclear de Cataluña. Creo que a todos, o casi todos, los amigos de Sacristán, quizás separados luego, nos une la creencia en la XI Tesis sobre Feuerbach que Engels puso en la primera lápida de la tumba de.el barbudo de Highgate, que dice que más importante que explicar el mundo es cambiarlo.- Ministro consejero de la embajada de España en Viena.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.