Demasiado fuego cruzado para los pequeños inversores
Las ofertas públicas de adquisición pretenden que todos los accionistas de la sociedad que se pretende controlar gocen de un trato igual. Pero, a nivel práctico, la falta de información que suelen sufrir los pequeños ahorradores puede situarles en condiciones desfavorables para juzgar la conveniencia o no a la hora de desprenderse de sus acciones a cambio de un pago en metálico o mediante un canje de títulos (o ambas posibilidades simultáneamente).Estas operaciones no siempre son un pacto entre caballeros, ya que si bien existe la posibilidad de que la oferta sea presentada de mutuo acuerdo, no han faltado ocasiones en que el ofertante ha actuado por sorpresa, siendo atacado por el consejo de administración de una sociedad que no de sea pasar bajo control de otro grupo.
Así, la situación real de las empresas puede verse enmascarada. Una posibilidad que se agrava si se tiene en cuenta que al presentarse una OPA no se pretende fijar un precio que refleje el equilibrio entre la oferta y la demanda, al no existir una negociación bursátil propiamente dicha.
Atención al precio
Los expertos afirman que casi siempre conviene aceptar una OPA que ofrezca un precio superior al valor real de las acciones, mientras que hay que desconfiar cuando se ofrece un precio inferior al valor real, aunque éste sea superior a la cotización bursátil. .
Antonio Rodríguez Sastre afirma en La oferta pública de adquisición de valores mobiliarios que la OPA "puede ser un medio para engañar a los accionistas o ahorradores indefensos usando diversas maniobras o porque los dirigentes les faciliten erróneas o fraudulentas informaciones o no les faciliten la mínima necesaria para permitirles obrar Con conocimiento de causa, lo que, además de ocasionarles un perjuicio personal, también lo causa al interés económico general y a la institución bursátil en particular".
También "puede ser motivo, y en ocasiones lo ha sido, de feroces luchas entre dirigentes de las sociedades afectadas o con los de otras aparentemente ajenas que utilizan los más diversos y- a veces, fraudulentos procedimientos para influir en el ánimo de los accionistas y del público en general, con indiscutible proyección en la bolsa y en la misión que le incumbe".
En cualquier caso, la reglamentación de las ofertas públicas impide que un grupo pueda controlar, mediante continuadas y discretas compras en bolsa, el paquete mayoritario de una sociedad, aunque al tiempo han planteado problemas de tipo nacionalista, ya que han sido utilizadas por el capital exterior para introducirse en determinados mercados.
No es de extrañar, por consiguiente, que en Estados Unidos se estudiase hace años la adopción de limitaciones aplicables a los extranjeros para impidirles el control de un porcentaje superior al 35% de los títulos sin derecho a voto o más del 5% de los títulos con derecho a voto del capital de las sociedades norteamericanas.
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