El seleccionador escocés muere al término del partido
Gales y Escocia empataron anoche (1-1) en un discreto y duro partido que terminó con la emoción por el resultado y la muerte del veterano seleccionador escocés, Jock Stein, víctima de un infarto. A España le bastará ahora con ganar a Islandia, incluso por la mínima diferencia de un gol, el próximo día 25, en Sevilla, para lograr el pasaporte para el Mundial de fútbol de México 86. Pero sólo la victoria le servirá al equipo español, pues un empate ni siquiera le daría opción a disputar la repesca con el ganador del grupo Asia-Oceanía, que integran Israel, Taiwan, Australfa y Nueva Zelanda.
Gales marcó muy pronto y Escocia, que empató cerca del final, tuvo aún dos ocasiones de ganar, una de ellas m uy clara. La tensión en esos momentos pudo con el seleccionador escocés, Jock Stein, de 62 años, que sufrió un infarto poco antes del término del encuentro. Trasladado a un hospital, falleció poco después. Hace ocho años ya había sufrido un primer ataque al corazón. Miguel Muñoz, seleccionador español, comentó al saber la noticia: "¡Vaya un precio el del fútbol!".Stein era seleccionador de Escocia desde 1978, año en que dirigió a su selección en el Mundial de Argentina. Presente también en el de 1982, en España, aún podría haber estado en México tras pasar posiblemente por la repesca.
Stein jugó en el Celtic de Glasgow hace más de 30 años y, cuando una lesión le retiró, pasó a ejercer como entrenador. Tras una breve etapa en el Duinferline y en el Hibernian, volvió al Celtic y estableció su primer récord de triunfos al adjudicarse nueve torneos de Liga consecutivos, seis de Copa y, en 1967, una Copa de Europa. Después pasó un espacio corto de tiempo en el Leeds, inglés, pero pronto volvió al fútbol escocés para hacerse cargo de la selección en 1978.
"Para el público"
"No seríais nada sin esos tipos en las gradas. El éxito no es sólamente ganar trofeos. El fútbol existe. por el público y para el público. Un empate a cero puede, por razones técnicas, satisfacer a muchos entrenadores, pero, si no hay goles, las cosas no han ido bien para los aficionados y no podemos olvidarlos". Ésta era la filosofía que Stein inculcaba a sus jugadores para darles fuerza ofensiva. Un gol a última hora y un tiro que pudo serlo le desbordaron. Mike England, seleccionador galés, dijo: "Vi como sufría el ataque. El árbitro pitó una falta y creo que él pensó que había señalado el final del partido".
La dureza presidió el juego entre Gales y Escocia -la policía había adoptado fuertes medidas de seguridad, incluso dejando espacios vacíos en los graderíos, para evitar cualquier fricción entre las respectivas hinchadas- desde el primer momento, aunque no llegó a degenerar en violencia. En ese tono de brusquedad, la mayor técnica de Escocia se vio frenada por el juego más práctico de Gales.
Hughes, a los 13 minutos, aprovechó un buen servicio de Nicholas para batir a Leighton y situar a Gales en el camino del éxito. Pero Speedie, a los 81, provocó un penalti cuando obligó a que una mano de Philips y el balón se encontraran dentro del área, sin que el árbitro holandés Keizer dudase en señalar el máximo castigo. Cooper lo lanzó hacia la izquierda de Southall, que estuvo en un tris de detenerlo, pero no lo consiguió, pese a rozar la pelota.
Gales: Southall; Jones, Ratcliffe, Jackett, Van den Hauwe; James (Lowell, m. 82), Phillips, Nicholas, Thomas (Blackmoore, m. 84); Rush y Hughes.
Escocia: Leighton (Rough, m. 45); Gough, McLeish, Miller, Malpas; Nicol, Aitken, Strachan (Cooper, m. 54), Bett; Sharp y Speedie.
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