Mendoza-Núñez, el nuevo equilibrio del fútbol español
El fútbol español entró en una nueva era: Ramón Mendoza y Josep Lluís Núñez ya se sientan juntos alrededor de la mesa ejecutiva del fútbol profesional. Atrás quedó, hace años, el poder dictatorial del Real Madrid, forjado en el dominio de la trilateral de su época gloriosa: Bernabéu-Saporta-Calderón (Antonio). Y ya es recuerdo el aislamiento blanco, con su prolongada ausencia de los puestos de mando -casi tantos años, cinco, como no gana la Liga el Madrid-, que aprovechó con éxito Josep Lluís Núñez.Núñez fue la mano derecha del anterior presidente, Pablo Porta, y es aún vicepresidente económico de la federación. De Porta es conocida su teoría de apoyo en una muleta, la del club grande que más le conviniera a sus intereses. En sus últimos tiempos toreaba con la azulgrana. Ya se acabaron las muletas porque el sustituto de Porta, José Luis Roca, no anda ni apoyado en ellas. Ha nacido la teoría del equilibrio.
El comité ejecutivo de la Liga Profesional se ha estructurado de tal forma que va a resultar difícil decantar influencias hacia un lado u otro sin previo consenso. El jefe supremo es un periquito, Antonio Baró, el presidente del Español, y los representantes poderosos de los clubes de primera son Ramón Mendoza (Real Madrid), Josep Lluís Núñez (Barcelona), Pedro Aurtenetxe (Athlétic de Bilbao) y Gerardo Martínez Retamero (Betis).
Aurtenetxe está más cerca ideológicamente del Madrid que del Barcelona, y no sólo por recientes rivalidades deportivas vasco-azulgranas. Retamero es amigo de Núñez y, desde el caso Gordillo, algo más que rival de Mendoza. Al fondo quedan las minorías, los representantes de Segunda, los temas que se hannegociado ya con las televisiones estatal y autonómicas y los pendientes con el plan de saneamiento de los clubes y las relaciones con el sindicato de futbolistas. Jesús Corzo (Deportivo de La Coruña), Miguel Contestí (Mallorca) y Joaquín Megueruela (Logroñés) forman en este grupo mixto.
Corzo es mendozista, y no sólo por el recuerdo de sus enfrentamientos algo más que dialécticos en determinadas ocasiones con el vicepresidente barcelónista, Joan Gaspart, que ha abandonado su puesto en la Liga para dar paso a Núñez. Contestí y Megueruela quedan por definir. Mientras, Jesús Samper, el secretario general, siguecon licencia para ejecutar.
La superioridad de Núñez sobre el tablero de ajedrez en los últimos tiempos, basada en su vicepresidencia económica de la federación española, en sus decisiones junto a Porta en el puente aéreo y en el apartheid madridista, va a quedar aún más nivelada, al menos simbólicamente, a partir de septiembre: la Liga Profesional cambia de fachada. Se va del edificio actual, unos metros más arriba de la propia sede federativa -quizá para ampliar sus diferencias con la Federación Española de Fútbol que preside el cada vez más apartado José Luis Roca-, a otro más lujoso alquilado en el paseo de la Castellana, que se convertirá en el epicentro del servicio de inteligencia de los clubes profesionales. Núñez se sentará junto a Mendoza y, a través de la ventana, podrá ver enfrente el estadio Bernabéu.
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