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Una serie policiaco-política familiariza a los soviéticos con el 'modo de vida americano'

Pilar Bonet

Una serie policiaco-política, cuya acción transcurre en EE UU a principios del próximo siglo, permite estos días a los telespectadores soviéticos familiarizarse con el .modo de vida americano" a través de abundantes videoclips estadounidenses encuadrados en la estructura moralizante y aleccionadora de la obra.Se trata de una versión televisiva -tres capítulos de 95 minutos cada uno- de la novela Documento R del escritor norteamericano Irving Wells. La serie ha sido producida en Bielorrusia por encargo de la Radiotelevisión Soviética. Una gran parte del rodaje se ha realizado en las repúblicas bálticas, la parte más europeizada de la URSS, de donde proceden los principales actores del reparto.

La acción del telefilme es una crítica de la sociedad y la política norteamericana, pero en este contexto pueden verse atractivos conciertos de música pop, atrevidas escenas de hombres y mujeres bailando desnudos, tomas de calles en grandes ciudades y eróticos anuncios de refrescos tomados en playas paradisiacas o en enormes coches circulando por la autopista a toda velocidad. Hay también tomas de un concierto de Míchael Jackson y otro de Mick Jagger y abundante material original de sucesos violentos tales como robos, secuestros, asesinatos y otros eventos sobre los que normalmente hacen hincapié los medios de comunicación de la URSS cuando critican a Estados Unidos.

La serie trata de demostrar la decadencia de la sociedad estadounidense, pero los videoclips funcionan a modo de anzuelo que causa el embeleso de muchos jóvenes espectadores profundamente curiosos por los detalles cotídianos de la vida en EE UU. "La acción política no me interesa, pero los anuncios y los conciertos sí, porque no hay muchas oportunidades de verlos en la URSS", afirma un treintañero soviético.

Campos de concentración

Los personajes de la película se mueven en un mundo dominado por la técnica. El uso de los ordenadores -algo todavía muy restringido en la URSS- es parte integrante de la vida cotidiana de los protagonistas. El papel principal Corre a cargo del senador demócrata Cris Collins, quien trata de luchar contra la transformación del sistema político norteamericano en una dictadura fascista. El telón de fondo es una enmienda constitucional que suprime las líbertades y da plenos poderes a un comité de carácter policial. El FBI está implicado en el asunto y el senador se enfrenta a una maquiavélica maquinaria policial tras haber descubierto por sí mismo que en el país han comenzado a construirse campos de concentración para los ciudadanos díscolos.La serie que ha durado de miércoles a viernes, fue presentada por el conocido periodista soviético Alexander Bovin, quien sostuvo la tesis de que la acción presentada en la película es una posibilidad real para el futuro norteamericano. Bovin recordó al senador McCarthy y dijo que el año pasado el presidente de EE UU había dado instrucciones secretas para construir 10 campos de concentración capaces cada uno de ellos para 25.000 prisioneros políticos. Esta información, publicada por un medio de Prensa norteamericano, fue desmentida en su día por la Administración estadounidense.

En sus comentarios, las revistas especializadas en televisión insisten en la "verosimilitud amenazadora" de esta serie. "No hay seguridad de que estos acontecimientos llenos de dramatismo que suceden en la pantalla no se conviertan en un futuro próximo en una realidad política en Arnérica", señala una de estas revistas. El senador Collins tiene que enfrentarse, según otra publicación, a "políticos listos y cínicos, fanáticos calculadores, que bajo la máscara de respetabilidad esconden su esencia real de maníacos fascistas".

El año pasado la televisión soviética ofreció otra serie políticopoliciaca cuyo protagonista en aquel caso era el KGB (Servicio de Seguridad del Estado de la URSS). La producción se llamaba Tass está aútorizada a informar y se basaba en una novela de Julian Semionov, considerado el autor de novelas de espionaje y policíacas más popular de la URSS.

Los soviéticos tienen una gran afición por el género policíaco. La producción literaria de estas características se agota rápidamente y las series detectivescas logran concentrar un gran número de espectadores ante los televisores.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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