Romà Cuyàs se reúne por tercera vez con los clubes de baloncesto, preocupado por sus pérdidas
Representantes del baloncesto español y Romà Cuyàs, secretario de Estado para el Deporte, celebraron ayer su tercera reunión en el término de un mes, encuentro que se guió sin un índice preestablecido y patrocinado por Cuyàs, preocupado, según sus iniciales manifestaciones, por evitar un futuro futbolístico al baloncesto. Las tres reuniones se han realizado sin trasvase de documentos, aunque, finalmente, se ha elaborado un índice, como todo resultado. El objetivo de las mismas es aún indefinido. Algunos clubes se han sentido molestos por el inesperado talante paternalista de la Administración.
La convocatoria, por parte de Romà Cuyàs, de una entrevista con los representantes principales del baloncesto español, Federación -Pedro Sust, presidente- y Asociación de Clubes -Antonio Novoa, presidente, y Eduardo Portela, gerente-, causó sorpresa en algunos sectores. Romà Cuyàs mostraba su preocupación por la marcha económica de los clubes de Primera División y quería plantear cuestiones relativas a la seguridad en las canchas. Desde hace cuatro meses, los dirigentes de los clubes habían esperado, infructuosamente, que se les concediera una entrevista con el secretario de Estado para el Deporte. La comparación entre el mundo del fútbol y el del baloncesto, como motivo de la convocatoria, molestó a una de las partes.En el transcurso de las dos primeras entrevistas, Romà Cuyàs no mostró un conocimiento exhaustivo de las deudas del baloncesto español. Su interés se manifestó, presumiblemente, tras conocer que el club Licor 43 debía 40 millones de pesetas, informado a través de Herrador, concejal socialista del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramanet, quien llevó la gerencia del club en el transcurso de la enfermedad del presidente de la entidad. Herrador intentó, por amistades políticas, conseguir una subvención de 20 millones y un crédito para financiar la otra parte de la deuda. Dicho dato alarmó a Romà Cuyàs, quien convocó una reunión.
El secretario de Estado no tenía conocimiento del resto de deudas de los clubes de baloncesto, término este que escapa, incluso, al conocimiento de la propia Asociación de Clubes. Se limitó, en el conjunto de las tres entrevistas, a escuchar cuáles eran las medidas puestas en práctica para controlar económicamente a los clubes.
20 ordenadores
La Asociación de Clubes puso en marcha, a partir del 10 de abril pasado, diversos acuerdos para modernizar la competición a todos los niveles. Así, la exigencia para todos los clubes de contar con gerentes y de adaptar sus cuentas al plan general de contabilidad. Como medida de apoyo a esta circunstancia, la asociación negoció la compra de 20 ordenadores, que serían repartidos a todos los clubes de Primera División, incluidas entidades de gran aparato administrativo como Real Madrid o Barcelona. Actualmente, sólo faltan por entregar cinco de dichos ordenadores.Por otra parte, la asociación aprobó exigir un presupuesto mínimo de 40 millones para participar en Primera División y una serie de garantías, de tal forma que no existieran deudas entre los equipos. Aquel club que no pudiera justificar este presupuesto, quedaría descalificado de la competición. Se facilitó la posibilidad de que un equipo pueda cambiar de residencia por motivos económicos o publicitarios, caso que estuvo a punto de suceder con el Cacaolat, que tuvo el proyecto de instalarse en Puerto Real (Cádiz). Igualmente, la Asociación cuenta con una serie de proyectos para igualar, en un futuro, el potencial de la Primera División, entre las que estaría promover una operación de altura para alimentar a los equipos más modestos o limitar el total empleado en salarios por los clubes, previa entrega de todos los contratos a la asociación. Esta situación se ha puesto en práctica en Estados Unidos, con el denominado salary cap o límite salarial. La asociación encontraba ciertos impedimentos en la legislación deportiva actual para llegar a lo que sería una compraventa de equipos.
En cuanto al déficit económico, no existen datos fiables, pero el baloncesto se encuentra muy lejos de la situación de quiebra que amenazaba al fútbol. Equipos como el Luckycanarias terminaron la temporada pasada con superávit, a pesar de haber descendido a Primera B. Otro caso espectacular fue el del Breogán, que ya en la primera fase cubrió el presupuesto de ingresos previsto para la temporada.
Las encuestas realizadas confirman que la llegada de dos jugadores extranjeros y el nuevo sistema de competición sólo han originado déficit en algunos casos. La respuesta está en que el sistema ideado por el baloncesto se ha terminado exportando al balonmano, al voleibol y al fútbol.
Por otro lado, toda solicitud de colaboración de la administración deportiva había resultado infructuosa. La Asociación de Clubes presentó un proyecto de quiniela, basado en cuatro resultados, que aún no ha recibido respuesta. Algunos gestores del extinto Patronato de Apuestas mantuvieron actitudes de boicoteo frente a esta quiniela. Todo intento de negociar la posibilidad de exenciones fiscales a la publicidad había sido también bloqueado.
El secretario de Estado para el Deporte, Romà Cuyàs, no anunció ninguna subvención posible para paliar una supuesta crisis futura. Las conversaciones mantenidas han abierto una expectativa ambigua entre los clubes de baloncesto: no saben si van a encontrarse con una ayuda que no han solicitado o si sólo se trata de una actuación para la galería del secretario de Estado para el Deporte.
Ayer, se celebró la tercera reunión, de casi cuatro horas de duración, sin que volviese a extraerse un acuerdo o algo sustancial de la misma. Únicamente, acordaron un índice de materias para seguir hablando a partir del mes de septiembre.
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