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Ballesteros y Rivero no se explican los resultados obtenidos en el Open Británico de golf

Severiano Ballesteros y José Rivero fueron la cruz y la cara del golf español en el Open Británico, que se disputó en Sandwich. Ballesteros era el principal favorito en virtud del gran momento de juego que disfrutaba, y terminó el 39º. Rivero, en cambio, llegó al torneo con moral de vencido porque no estaba jugando bien, y se encontró con un tercer puesto que significa la mejor posición ocupada por un español en este torneo después de los triunfos conseguidos por Seve en 1979 y 1984. Ambos tenían ayer todavía dos cosas en común. Ninguno de los dos sabía explicar lo que realmente les había pasado en el torneo.

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"Llegué con mucha ilusión, pero luego todo se fue viniendo abajo poco a poco", señaló Ballesteros. "No sé lo que me ha pasado, ni tampoco encuentro palabras para explicarlo. He estado jugando bien toda la temporada, y sobre todo desde el mes de abril, pero aquí parece que perdí la estrella". Ballesteros llegó a Sandwich con la condición de favorito número uno. Ni siquiera el triunfo del alemán occidental Bernhard Langer en el Masters había hecho temer la posición del jugador santanderino. Sus triunfos en Irlanda y Francia, sus buenas clasificaciones en el Masters y el Open de Estados Unidos, y su mentalización ganadora, le habían dado suficiente confianza y moral para creer que sus posibilidades no eran inventos de los medios informativos."No puedo decir nada porque ni yo mismo lo sé. Esta no ha sido mi semana y no siempre se puede ganar", apuntó Severiano. "Ya se ve en la clasificación que no sólo a mí me pasa una cosa así. Ahí están los resultados de grandes jugadores como Nicklaus, Watson, Player y Treviño, y otros que siempre han estado en la lucha pero que aquí no han podido hacer nada".

Exceptuando a Langer, a Ballesteros no le falta razón cuando apunta los resultados de sus contricantes más fuertes. Muy pocos jugadores de alto nivel se salvaron del infierno de Sandwich. Nicklaus fue eliminado el segundo día del torneo por vez primera desde que en 1962 jugara su primer Open. Player cayó en la lista de eliminados del tercer día y dejó un año más aparcada su pretensión de convertirse en el único campeón del Open que lo haya ganado en cuatro décadas diferentes. Treviño continúa declarando que no se morirá sin volver a ganar el Open y sin triunfar en el Masters, pero su buen humor no va acorde con su juego. Y Watson pasa por una racha en contra que se ha puesto en evidencia en Sandwich donde aspiraba a ganar su sexta corona británica.

La sorpresa

Pero el golf español tuvo en José Rivero un remedio efectivo para minimizar el segundo plano de su número uno. Rivero, 29 años, jamás soñó antes de empezar a jugar este torneo que iba a finalizar en tan meritoria posición. "No esperaba nada de este torneo, porque no estaba jugando muy bien. Además, siempre que salía a jugar me tocaba luchar contra el peor clima", señaló poco después de finalizar su último recorrido en Sandwich, con 68 golpes. Rivero tuvo oportunidad de batir el récord del campo e incluso pudo haber ganado el Open Británico."Pensar en eso ahora, de verdad, me parece un sueño", dice Rivero. "Yo nunca pensé que ellos [Graham y Langer] se iban a subir de golpes tan pronto. Me dí cuenta que estaba ahí, en el grupo de cabeza, y que tenía posibilidades de pelear por el título, pero fallé en los golpes cortos del 11 y el 12, quise arriesgar en los siguientes pero no me salió una segunda vuelta tan buena como la primera. Cuando llegué al 18 supe que esos dos golpes fallados me iban a faltar después". De haber acabado con dos golpes sobre el par, como llegó a estar Rivero en los primeros nueve hoyos, hubiese disputado el título en el desempate con Lyle.

"Yo sabía que con dos golpes sobre el par, Rivero podía ganar. Y se lo dije: 'Tranquilo, no tengas prisa, todavía hay tiempo para que hagas otro birdie y con dos golpes les vas a poner una presión a los que vienen detrás que las van a fallar todas", manifestó Manuel Piñero, que disputó la última jornada junto a Rivero.

Pepín, como le llaman sus alumnos de La Moraleja, decidió el año pasado hacer de los torneos del circuito europeo su profesión en lugar de estar dando clases de golf en Madrid. Se le reprocha que haya tomado esta decisión tan tarde, porque realmente tiene condiciones para triunfar. De momento, en su primer año en el circuito se colocó entre los 10 primeros de Europa, ganó la Copa del Mundo con José María Cáñizares y se adjudicó su primer torneo al vencer en Belfry. El dinero que ganó fue suficiente para devolver la subvención que había recibido de la federación española y seguir jugando.

En un año se ha hecho con un lugar serio en Europa y ya se habla del juego sólido de este tímido jugador español. "Pepín es un jugador que tiene mucha confianza en su juego", dice José María Cañizares, su compañero de habitación. Cañizares suele gastar muchas bromas a Rivero. "Encima que le enseño, llega el tío y me gana", dice Cañizares.

Rivero pensaba descansar después del Open Británico, pero el tercer puesto le ha obligado a jugar los próximos dos torneos del circuito para intentar colocarse entre los 10 primeros de Europa y ganar un puesto en la selección europea, que el próximo mes de septiembre se enfrentará a Estados Unidos en la Ryder Cup, la competición más importante a nivel de continente que se celebra en el golf. De clasificarse Rivero, España colocaría en la selección a cuatro jugadores; Ballesteros, Piñero y Cañizares son los otros tres.

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