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La reflexión se transforma en incertidumbre

La bolsa ha mantenido una actuación muy irregular a lo largo de la semana, aunque la elevación de 1,53 puntos en el índice general no refleja la sensación de apatía y desorientación que se notaba al cierre de la tanda.Todos los sectores obtuvieron ganancias en sus indicadores particulares. Banca ganó 0,13 puntos; electricidad, 2,65; alimentación, 2,23; construcción, 2,07; inversión mobiliaria, 1,03; siderometalúrgicas, 1,93; químicas, 4,93; comunicaciones, 0,93, y varios, 8,23.

Después del miedo causado por el anuncio de la dimisión de Miguel Boyer, y que llevó a la bolsa a perder 1,20 puntos el viernes 5, el lunes siguiente trajo un cambio notable de la situación, al ganarse 2,19 puntos, la subida más importante en lo que va transcurrido de año. Muchos analistas consideraron que la bolsa se encaminaba, una vez superado el bache de la crisis ministerial, hacia aguas más tranquilas. Pronto se demostraría que eso no era verdad.

Los volúmenes de contratación comenzaron a descender diariamente, pasando de 1.742,3 millones de pesetas en la primera jornada a 974,4 el jueves, en medio de un absurdo vaivén de cotizaciones. Al final, los expertos se desorientaron e incluso los analistas técnicos se encontraron sin una respuesta eficaz. De esta forma, el viernes bastantes operadores adoptaron una actitud de espera.

El repunte del precio del dinero es, sin duda, el mayor obstáculo que enfrenta la bolsa en estos momentos. Los pagarés del Tesoro a 90 días se han mantenido en torno al 14%, mientras que las subastas de préstamos del banco emisor han registrado un leve incremento, hasta situarse en el 14,5%.

La bolsa es cada vez más sensible a la coyuntura monetaria y ha sentido miedo ante la recomendación del Fondo Monetario Internacional, contrario a devaluar la peseta antes de la entrada en la CEE (que también puede entenderse como una recomendación para dejar que la divisa española bu deprecie discretamente), así como por las previsiones oficiales que señalan un 12% de inflación para 1986, que el Banco de España eleva al 15% si no se toman medidas para reducir el déficit público.

Otro elemento de incertidumbre planea también sobre el parqué. Aunque el nuevo ministro de Economía y Hacienda se ha reunido con los presidentes de los grandes bancos y parece haberles asegurado que se mantendrán las líneas generales de la política económica anterior, la bolsa espera noticias más concretas, y especialmente sobre las rumoreadas medidas fiscales que favorecerían las inversiones en capital-riesgo.

Estas dos incógnitas atenazan a la bolsa, por lo que la futura orientación del mercado depende de las decisiones que adopten las autoridades monetaria y económica.

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