_
_
_
_
Recta final del torneo de Wimbledon

Curren fulminó a Connors con su poderoso saque

Alex Martínez Roig

Kevin Curren, nacido en Suráfrica hace 27 años y nacionalizado estadounidense el pasado mes de marzo, se clasificó ayer para la final masculina del torneo de Wimbledon al vencer a Jimmy Connors por 6-2, 6-2 y 6-1, en una hora y 32 minutos. Hasta hoy no conocerá el nombre de su rival, ya que la semifinal entre el sueco Anders Jarryd y el alemán occidental Boris Becker fue suspendido por la lluvia con un empate a un set. Jarryd ganó la primera manga por 6-2, y Becker, la segunda por 7-6 (7-3). Cuando estaban empatados a un juego en la tercera manga, la lluvia apareció sobre Wimbledon, y el juez árbitro del torneo, Alan Milis, suspendió el partido hasta la una de la tarde de hoy. Después se jugará la final femenina entre Martina Navratilova y Chris Evert.

Kevin Curren es un pacífico personaje que se convierte en un agresivo jugador cuando entra en una pista de tenis. En este Wimbledon parece decidido a humillar a jugadores, entrenadores, especialistas y apostadores. Ayer le tocó el turno a Jimmy Connors, que sólo fue capaz de ganar cinco juegos en tres mangas, y que tuvo que tragarse 16 aces. "Fue un mal día en la oficina", dijo Connors como justificación.El espigado Curren preparó Wimbledon de una forma distinta a las demás. Mientras la mayoría de los tenistas se dejaban la piel en Roland Garros, él disfrutaba de un safari fotográfico en Suráfrica. Ayer se encontró metido en una jaula junto a un tigre como Connors, y desechó la cámara para agenciarse un lanzamisiles. Dicen que su saque tiene una velocidad punta de 208 kilómetros por hora y que sólo le supera Becker con un saque de 250 kilómetros por hora. En todo caso, Connors estaba ayer demasiado lento para responder al impulso que le marcaba la retina cuando servía Curren. Connors siempre estuvo por debajo, nunca supo presionar a su rival y falló demasiado en la volea. Curren, por el contrario, se demostró firme, seguro de sí mismo, con un control total de su juego de volea y con el cerebro tan frío como el hielo. Ni siquiera las miradas de Connors, que parecía asesinarle mentalmente, descompusieron a un Curren que cumplió, como ante McEnroe, con el ideal de un tenista: un partido perfecto. Connors parecía haberse convertido en un tigre anestesiado en manos de un domador experto.

Las explicaciones de Connors llegaron después: "Él ha jugado muy bien y yo podría haberlo hecho mejor", dijo con gesto altivo. "Ha jugado muy bien en Wimbledon, pero si quiere estar entre los cinco primeros ahora debe demos trar que sabe defender su reputación cada semana del año". Connors explicó también cómo había visto el servicio de Curren: "La hierba es la pista ideal para Kevin. Sus saques apenas botan, y la bola sale disparada a escasos centímetros de la hierba".

Kevin Curren, impasible el semblante, reconoció que el servicio le otorgaba ventaja sobre los demás, y que había jugado mejor ayer que frente a McEnroe, al que ganó por 6-2, 6-2 y 6-4. Pidió moderación a la prensa: "No me gusta que se escriba mucho sobre mí, porque es más fácil pasar desapercibido". Y dio la razón a Connors: "No me siento suficientemente consistente como para estar entre los "cinco primeros". Curren se sinceró sobre sus deseos más próximos: "Me gustaría que Jarryd ganase a Becker, porque el alemán me parece más difícil en la final".

Los deseos de Curren estuvieron a punto de verse cumplidos poco después. Jarryd, de 24 años, tuvo a Becker contra las cuerdas, con 6-2, 5-4 y dos bolas de set, pero no supo noquearle. Jarryd hizo una demostración pública del porqué está en semifinales. Sirvió con acierto, restó con picardía y profundidad, y se movió por la pista y por los alrededores de la red como una anguila encurridiza. Jarryd ganó la primera manga en 32 minutos frente a un Becker nervioso impreciso en su saque y con errores en voleas y juego de fondo.

Pero Becker es un heredero de la rabia de Connors. En la segunda manga se dio cuenta de que no podía encoger el brazo. Rompió el servicio de Jarryd con 4-2; lo perdió con 4-4; salvó dos bolas de set con un ace y una volea, como lo hacen los que tienen madera de campeones; y se llevó la muerte súbita celebrando cada punto con un paso de baile con los puños cerrados y alzados hacia el cielo. Necesitó ayuda, eso sí. Su entrenador, el rumano Gunter Bosch, le hizo un gesto antes de sacar para el 6-6. Bosch se rascó la patilla izquierda. A partir de ese momento, Becker sacó siempre sobre el revés de Jarryd.

La suspensión perjudica a Becker, que había roto la defensa de Jarryd. Pero el alemán sólo tiene 17 años, es el más joven semifinalista de la historia de Wimbledon, y tiene toda la'ilusión del mundo por ganar. No se puede olvidar que su nombre tiene las mismas iniciales que Bjorn Borg.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_