28 corredores españoles intentarán a partir de hoy romper los pronósticos sobre el ganador del Tour

LUIS GÓMEZ, ENVIADO ESPECIAL, El ciclismo español afronta con decisión la 72ª edición de la vuelta ciclista a Francia, el Tour, que comienza hoy en la localidad de Plumelec con una etapa prólogo, contra reloj, de 6,8 kilómetros de recorrido. El ciclismo español participa con 28 corredores, la más amplia representación de su historia, e invierte un buen capital en esta prueba porque los tres equipos nacionales se han reforzado con nuevos patrocinadores. Sin embargo, tanta inversión no sirve para colocar a un español en los pronósticos para el triunfo absoluto. Delgado y Cabestany son mencionados a modo de anécdota, y el cuádruple vencedor, Hinault, copa casi todas las apuestas. Pero, más que Hinault, el rival de los españoles puede estar en los 232 kilómetros de contra reloj que se han dispuesto.

El Tour 85 se divide en 22 etapas con un total de 4.100 kilómetros. Nada especialmente destacable hay en su recorrido, salvo que la organización ha mostrado especial predilección por las etapas contra reloj, que suman cinco, las cuales incluso gozan de largos kilometrajes.Otras cinco etapas acaban en puertos de montaña, cuya principal característica es que los de los Pirineos ganan en dureza a los de los Alpes. Por vez primera no se subirá el ya clásico l'Alpe d'Huez, aunque sí el no menos duro Aubisque, que tendrá que ser ascendido dos veces a lo largo de dos etapas diferentes.

Como en tantas ocasiones, el Tour tiene una etapa de adoquinado, no muy del agrado de los españoles. Sin embargo, estos datos no son más que detalles porque el Tour, con su ejemplar dureza, ofrece oportunidades a todos los especialistas. Los 180 corredores -récord de participación- se repartirán 60 millones de pesetas en premios -por los 18 de la Vuelta a España y los 24 de la de Italia, el Giro- El ganador recibirá, como regalo adicional, un apartamento valorado en cuatro millones de pesetas.

Una organización primorosa

Detalles de otro tipo son los que afectan a su organización, que sigue a la cabeza de las pruebas ciclistas en cuanto a evolución y beneficios económicos.

El dinero precisamente ha motivado dos alteraciones sustanciales. Primera, que la multinacional Coca-Cola sustituya a la tradicional agua mineral Perrier, cliente del Tour durante casi toda su historia. Éste es un detalle importante para demostrar hasta qué extremo el chovinismo tiene un precio.

El anuncio del cambio, producido hace meses, provocó una polémica entre los ciclistas, que, en su mayoría, se inclinaban por el agua como bebida refrescante, además de preocuparse por la composición de la Coca-Cola y el fantasma del control antidroga. El cambio no es por casualidad. Responde al creciente interés del público y los medios de comunicación norteamericanos por la prueba ciclista francesa.

La segunda alteración es que la cadena privada de televisión Antenne 2 llegó a un acuerdo para la exclusiva de las retransmisiones Antenne 2 dedicará varias horas diarias al Tour, con tres programas al menos, y ofrecerá, como in novación, la retransmisión de la ascensión a ocho puertos de montaña, independientemente de los finales de etapa.

El Tour también presenta un seguimiento médico especial para los corredores, a base de electrocardíogramas y ecocardiogramas para todos los participantes antes del comienzo de la prueba. Un "grupo de voluntarios", como así se les denomina, formado por ciclistas de varios equipos, será sometido a exámenes diarios para realizar un estudio sobre la fatiga. Una caravana especial está dispuesta para atender 40 análisis de orina diarios, por si ello fuera preciso.

Se habla Inglés

En el aspecto deportivo, el pelotón de 180 corredores ofrece una carrera denominada abierta por e hecho de que su dominador de lo dos últimos años, Laurent Fignon no va a estar presente. Sin embargo, hay un gran favorito: Bernard Hinault, ganador del Giro 85, pero un corredor algo veterano.

Junto a él, los pronósticos se inclinan hacia el australiano Anderson, jefe de filas del potente equipo Panasonic y que ha brillado en pruebas de cierta dureza, adjudicándose recientemente la clásica Dauphine Libéré. Corredores como los irlandeses Kelly y Roche, el norteamericano Lemond y la eterna promesa de Pascal Simon son habituales siempre en las crónicas previas al Tour de Francia. Entre los favoritos se habla más que nunca en inglés. Nunca un anglófono subió en París a lo más alto del podio.

Además, sorprende la aparición en escena, entre los favoritos, del escocés Robert Millar tras su actuación en la Vuelta a España. Caritoux, a pesar de su triunfo en 1984, no convenció, pero sí Robert Millar.

Su presencia no provoca, sin embargo, excesivas referencias sobre Pedro Delgado, Cabestany o el colombiano Rodríguez, que lucharon con el escocés. Los tres últimos sólo aparecen en vagas menciones: Delgado y Rodríguez, como notables escaladores, y Ruiz Cabestany, como candidato a revelación entre los jóvenes debutantes.

En este último apartado será interesante comprobar cómo el director francés más famoso, Cirylle Guimard, se las ingenia para que el equipo Renault no pase inadvertido. A la fuga, hace años, de Hinault se le ha unido la de Greg Lemond, además de la lesión de Fignon. Pero tiene en sus filas a un corredor joven, Charles Mottet, de 22 años, que se impuso a los soviéticos en el Tour del Porvenir del pasado año. Guimard ha sido siempre un especialista en sacar brillantes corredores de la manga y en pronosticar desgracias para todo el que le abandonaba. De Hinault dijo que nunca volvería a ganar un Tour. Si gana este año, igualará a Anquetil y a Merckx en el número de triunfos absolutos: cinco.

La participación española -28 corredores- se presenta sin el síndrome de un campeón extranjero en la Vuelta a España y con refuerzo publicitario. Así, el equipo Orbea corre como el Seat, el Reynolds se hace acompañar de las siglas TS y el Zor se une a la cadena hotelera Novotel.

El Tour les resulta ya rentable, aunque el Reyrio1ds está comprobando cómo su copatrocinador quiere descontar cinco millones de pesetas de su inversión por la ausencia de Julián Gorospe, lesionado a última hora.

Pobre historia española

El Tour ha hecho historia en el ciclismo español y, por ello, la intención de una representación potente y numerosa. Sin embargo, España no ha hecho demasiada historia en el Tour. Los españoles han ganado 50 etapas en 72 años y apenas ocupan algún lugar de honor entre los corredores más sobresalientes, aparte los lideratos finales de Bahamontes y Ocaña.

Sólo queda, como primer puesto, la escapada de José Luis Viejo en 1976, de 160 kilómetros en solitario, como la más larga de la historia de esta prueba. Los seis premios de la montaña de Bahamontes fueron igualados por el belga Van Impe, corredor de 39 años, que participa en la actualidad, en su decimoquinta edición, como jefe de filas del equipo italiano Santini y dispuesto a relegar a Bahamontes al segundo puesto.

España está por detrás de Luxemburgo en el cómputo general del palmarés por naciones del Tour de Francia, aunque también por delante de Estados Unidos y la Unión Soviética. Son cosas de las estadísticas.