Evert derrotó a Navratilova en uno de los partidos mas apasionantes de los últimos años
Chris Evert ganó ayer su sexto título de Roland Garros y decimoséptimo del Grand Slam al vencer en la final a Martina Navratilova por 6-3, 6-7 (4-7) y 7-5 en 2 horas y 52 minutos. Fue uno de los mejores partidos de la historia reciente del tenis femenino, con ventaja siempre de Chris Evert, que se embolsó unos 23 millones de pesetas. Chris ganó el último Open de Australia, por lo que suma su segundo título consecutivo del Grand Siam y sigue aspirando a la última entrega del premio de un millón de dólares, para lo que debe vencer en Wimbledon y Flushing Meadow. Desde 1973 ha logrado cada año al menos un título del Grand Slam Los australianos Edmonson y Wandck ganaron el título de dobles.
"Mi mente está en blanco. Ha sido el partido más duro de mi carrera". Estas fueron las primeras pa labras de Chris Evert después de ganar a Navratilova con un golpe paralelo de revés que besó la línea. Atrás habían quedado tres man gas apasionantes, en las que, quizás por primera vez, quedó demostrado que Navratilova no es invencible, aunque sigue siendo la número uno.El partido, la mejor publicidad para el tenis femenino de los últimos tiempos, tuvo dos puntos claves. El primero, la tozudez de Chris por mantener la lucha. El segundo, el cansancio mental de Martina al ir siempre por debajo en el marcador, y que pasó factura cuando necesitaba su mejor tenis bara escaparse. "Normalmente", comentó Martina, "cuando estoy 0-40 con mi servicio grito banzai, hago un gran primer saque y me lanzó al ataque a la red. Esta vez no pude porque siempre estuve por debajo de ella y utilicé mis fuerzas para recuperar el terreno perdido".
Chris logró un 3-0 de salida. Martina reaccionó (3-3), pero erró en su primer servicio, en sus golpes de aproximación a la red y en sus boleas, y perdió la primer manga por un 6-3. En la segunda, con Navratilova nerviosa, irritada por las decisiones de las jueces y molesta por el viento, Chris Evert se escapó de nuevo hasta un 4-1.
Buen control
Desde el fondo, con bolas a las esquinas, mucha paciencia y segur¡dad a la hora de superar a su nval en la red, Chris Evert controlaba el ritmo del partido. Tuvo oportunidades para un 5-3, y su servicio con ventaja de 6-5, pero perdió en la muerte súbita. "En ese momento pasé la crisis", dijo Chris."En otros tiempos", añadió, "bajaba la guardia y me entregaba. Ayer me dije a mí misma que debía seguir luchando, y estoy orgullosa de haberlo hecho". Martina parecía recuperada y lanzada al triunfo, pero, pese a su dominio físico, volvieron sus errores. Así, Chris se colocó con 3-1 en la última manga, con 5-3 después y, para aumentar el suspense, con 5-5 a su servicio y 0-40 en contra. "Fue mi único momento de debilidad.
Sentí que el partido se me iba", dijo Chris. Salvé la situación, con el público gritando a su favor, y ganó la final al romper el servicio de Martina en la primera pelota de partido. "Ha sido un combate increíble", dijo Martina. "Pero en el tenis no existe el empate, y alguien tenía que ganar. No puedo permitirme perder nueve veces mi servicio, aunque se lo haya roto siete".
Las dos finalistas se lanzaron mutuas alabanzas: "Sin Chris no sena lo mismo. Es bonito que siga mejorando a los 30 años. Creo que la seguiré muy pronto cuando decida dejar el tenis", dijo Navratilova. "Martina ha servido para que yo siga aún en el tenis. Mis dos objetivos ahora son ganar torneos del Grand Slam y batir a Martina. Sin ella no habría forzado tanto mi preparación en los últimos años. La conozco demasiado, y cuando vi que empezaba a hacer gestos de alegría en la segunda manga, decidí no mirarla. Intenté ser más mecánica y menos emocional, porque la emoción es un factor negativo en mi tenis".
Una nueva etapa
El triunfo de Chris Evert abre una nueva etapa en el tenis femenino. Martina sigue dominando por 33 a 32 en sus enfrentamientos particulares, pero la distancia se ha acortado en el último año. Chris perdió tristemente en Roland Garros en 1984; jugó mejor en Winibledon, y ganó una manga en Flushing Meadow.Ahora parece haber llegado a su nivel más alto, mientras Martina Nawatilova sufre los efectos del aburrimiento por su constante dominio. Ayer Chris Evert tuvo varias oportunidades para ganar. Lo consiguió de la forma más inesperada: "Si hubiera perdido esta final", dijo Chris, "me habría deprimido. Ha sido una victoria oportuna en un momento en el que estoy dudando si abandonar el tenis a final de año".
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