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Viajeros caninos

Remedios contra la desesperación de los dueños

Es muy frecuente hoy día que los perros acompañen a sus dueños en viajes y desplazamientos largos o cortos en automóvil. Pero no a todos los perros les entusiasman los viajes, y muchos de ellos demuestran bastante miedo al coche.El problema surge cuando el animal, inquieto, molesta a las personas que viajan dentro, llegando a producir accidentes al estorbar al conductor. En algunas ocasiones, por nerviosismo, puede vomitar, defecar u orinarse dentro del coche. Los dueños, desesperados, suelen acudir al veterinario en busca de algún tranquilizante o remedio mágico que les permita viajar en paz.

Por desgracia, los efectos de los tranquilizantes más usados en perros y gatos son impredecibles: dosis bajas, en algunos perros pueden producir aún más nerviosismo, mientras que en otros puede inducir un atontamiento que dure 48 horas o más. No obstante, al calmar la ansiedad del animal, permitirán un viaje más cómodo. El más usado en veterinaria, Reavit-Dedante, se administra a razón de un comprimido por cada 10 kilos de peso (puede fraccionarse). Pero también podemos utilizar el conocido Valium-5, usado en personas, a razón de medio comprimido por cada 10 kilos de peso.

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GOLPES DE CALOR

Para evitar molestias es aconsejable que el perro viaje por separado. Si es de pequeño tamaño o es un gato, hasta con una pequeña cesta con ventilación; si es grande, conviene tener un espacio separado por una rejilla del reste, del habitáculo y en la zona posterior.

Es preferible, antes de usar tranquilizantes, intentar un pequeño. entrenamiento para habituar al animal al coche. Se trata de un acostumbramiento gradual, induciendo al perro a que se meta en el coche siguiendo a su pelota. Después, dejarlo períodos muy cortos dentro del coche, cerrado y parado, y más tarde con el motor encendido, pero sin moverlo. De este modo conseguiremos que se habitúe a rodar con velocidades cortas, y finalmente podremos viajar sin temor a molestias teniendo al lado a un fiel compañero de viajé.

Un perro acostumbrado al coche lo defenderá como parte de su hogar constituyendo un eficaz antirrobo, incluso llegando al caso, como hemos tenido oportunidad de leer recientemente en la Prensa, de un doberman que impidió eficazmente que la grúa retirara un coche mal aparcado.

Debemos evitar a toda costa dejar un coche al sol con un perro dentro. Un coche cerrado y expuesto al sol se convierte en pocos minutos en un auténtico horno con una temperatura interior de unos 50 grados centígrados, y ningún animal soportará esa temperatura más de 10 o 15 minutos.

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