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'La joya de la corona', una serie de prestigio de la televisión británica

La joya de la corona (The jewel the crown), serie que TVE empezó a emitir el pasado martes, es uno de los más recientes intentos de la productora británica Granada Television para mantener el prestigio ínternacional que Retorno a Brideshead le ha reportado. Sir Denis Forman presidente de la companía y, al parecer, guía espiritual de las series, se encargó personalmente de adquirir los derechos de The raj quartet, tetralogía del novelista británico Paul Scott, que a lo largo de casi 2.000 páginas narra la desaparición y desintegración de uno de los últimos bastiones del imperio colonial británico.

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El relato arranca en 1942, cuando los conflictos sociales y políticos de la India están en plena ebullición.A primera vista, The raj quartet, por su monumental tamaño y por su peculiar estilo (se ha comparado su lectura con la solución de un rompecabezas), no parecía prestarse cómodamente a una adaptación televisiva.

Distintas visiones

Ken Taylor, que fue quien aceptó el reto como responsable del guión, llegó a la conclusión de que la mejor manera de acercar al espectador a ese mundo era entretejer la crónica del momento histórico (con la inclusión de fragmentos de antiguos noticiarios) y las vivencias cotidianas de los personajes, que representan otros tantos puntos de vista sobre los mismo acontecimientos. Y es que uno de los mayores méritos de la obra de Scott es precisamente esa facilidad para cambiar de perspectiva Así, el superintendente de policía Ronald Merrick (interpretado por Tim Pigott-Smith); la súbdita británica que trabaja en un hospital Daphne Manners (Susan Wooldridge), o Hari Kurnar (Art Malik), un joven indio educado en Inglaterra, representan actitudes muy contrastadas sobre los mismos hechos.

La fidelidad al texto original trajo no pocos quebraderos de cabeza a Taylor, Forman e Irene Shubik (que había producido en 1980 una adaptación para televisión de otra novela de Scott, Staying on). En The raj quartet, y a medida que avanza la narración, los personajes van desapareciendo para dar paso a otros, experiencia que podía ser traumática para el espectador si se le daba tiempo para encariñarse con ellos. La solución, un tanto salomónica, consistió en hacerlos desaparecer en el tercer episodio para evitar que la audiencia se resistiese a perderlos.

Esta superproducción, cuyo coste ascendió a 5.500.000 libras esterlinas (alrededor de 1.300 millones de pesetas), necesitó cuatro meses de rodaje y contó con un equipo de realización seleccionado con sumo cuidado. La música le fue encargada a George Fenton, colaborador de Ravi Shankar en la banda sonora de Gandhi.

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