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Una delegación del FMI inicia el miércoles en Madrid su examen anual sobre la economía española

Una delegación de expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzará el miércoles en Madrid el examen tradicional que realiza todos los años sobre la economía española. Un reducido equipo de analistas del organismo mundial con base en Washington se entrevistará a lo largo de una decena de días con los máximos representantes de los ministerios económicos, de los organismos públicos, las centrales sindicales y las organizaciones empresariales. Su informe provisional se espera que esté preparado para antes de dos meses.

La misión del FMI se anticipará este año a otra que, también por estas fechas, suele visitar España. Se trata de la delegación de economistas de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), con base en París, y que este año, debido a la acumulación de trabajo, ha decidido retrasar hasta el mes de septiembre su examen sobre la economía española. El informe de la OCDE, pues, no estará listo hasta el mes de noviembre, por lo menos, y ocupará, por esta razón, un período casi bianual.Tradicionalmente, el informe del FMI, redactado con carácter reservado y para uso exclusivo de sus 148 países miembros, suele tener un rigor mucho más acentuado que el que realiza la OCDE. Este último informe, dado siempre a la publicidad, experimenta un proceso de redacción mucho más distendido y negociado y en el mismo siempre se nota mucho la influencia que puede realizar el Gobierno del país examinado. No sucede así con el del FMI, cuyo principal objetivo es alertar a la nación interesada sobre las desviaciones de su política económica al tiempo que le suele proponer una serie de medidas correctoras, en el caso de que sean precisas.

Mayor publicidad

El carácter del examen es reservado y los Gobiernos afectados se cuidan mucho de que su contenido completo aparezca, filtrado, en las páginas de los periódicos. En la última reunión del comité interino del FMI, celebrado el pasado mes de abril en Washington, varios países propusieron que estos informes, o al menos un extracto de ellos, tengan carácter público con el fin de estimular a las naciones examinadas a seguir las recomendaciones del FMI. La propuesta tenía, además, la doble intención de alertar sobre las desviaciones que los países deudores introducían en sus políticas sin el conocimiento del Fondo Monetario.Aunque nada concreto fue decidido en la reunión de primavera del FMI, fuentes del organismo mundial no descartan que, a partir de los informes de este año, se adopte una política más abierta y que, en determinados casos, el contenido de los exámenes de países se publique de una u otra manera. Es previsible también, como ya ocurrió en otras ocasiones, que el organismo mundial no ponga ningún reparo a aquellos Gobiernos que decidan, por su propia cuenta, filtrar el contenido de los informes.

Según fuentes autorizadas de Washington, la misión del FMI tiene previsto reunirse con los ministros y altos cargos de Economía y Hacienda, Trabajo y Seguridad Social, Industria y Energía, Transportes, Obras Públicas, etcétera. Los visitantes tienen concertadas entrevistas con el gobernador y subgobernador del Banco de España, altos directivos del INI, INH y Renfe, así como los responsables de las centrales sindicales UGT y CC OO y de la patronal CEOE. En su último informe, cuyo contenido parcial apareció en la Prensa, el informe alentaba al Gobierno español a insistir en la política de ajuste de los desequilibrios en los que la economía española se encontraba inmersa como resultado de su tardía reacción a los dos choques del petróleo de los años setenta.

Asimismo, el examen hacía hincapié en el problema del paro y sugería la necesidad de hacer un mayor esfuerzo en la corrección de las rigideces existentes en los mercados de trabajo y capitales. Volvía a repertir su tradicional juicio sobre el sistema fiscal español, argumentando la necesidad de ampliar la base impositiva, y concluía, en términos generales, que el nuevo Gobierno (hacía referencia al período 1983) había dado pasos importantes en la adopción de una política cuyas líneas estaban en consonancia con las recetas económicas en vigor en el mundo desarrollado.

En definitiva, el informe señalaba que existe escaso margen de maniobra en la presente situación española para hacer una política económica diferente a aquélla que no busque, ante todo, equilibrar la economía.

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