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Se disputa hoy el gran premio de España de motociclismo en el Jarama

La miseria del corredor de motos

Una treintena de humildes pilotos españoles participan hoy en una prueba del Campeonato Mundial

Un piloto alcanza el triunfo deportivo, y alcanza la popularidad y el dinero. Pero también el reconocimiento por parte de los organizadores de las diferentes pruebas del Mundial, conscientes del tirón de público que eso puede reportarles Asimismo, despierta el interés de los fabricantes de motos, de los componentes técnicos y de los posibles anunciantes. El ganador se convierte en un buen soporte publicitario de cualquier producto, ya esté directamente implicado en la competición, como recambios, o sea totalmente marginal, como una marca de leche.Junto al ganador, en cada prueba del campeonato del mundo, salen muchos otros pilotos. Son hombres que se juegan la vida igual que los otros, pero por lo general sin ninguna posibilidad de triunfo. Puede que tengan condiciones técnicas similares a ellos. Puede incluso que tengan más valor, que arriesguen más en cada frenada, en cada curva, porque tengan menos que perder. Pero sin un buen material técnico su esfuerzo es baldío.

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Ángel Nieto no alcanzó la mínima para correr

Hoy saldrán al circuito del Jarama cerca de 30 20 españoles; algunos son simples seguidores de los campeonatos de España que aprovechan esta carrera con la ilusión del salto a la fama. Pero al lado de los consagrados Ángel Nieto, Sito Pons, Aspar Martínez y Carlos Cardús corren otros pilotos asíduos al Circo continental. Son los hermanos Joaquín y Ramón Galí, Francisco Torróntegui, Andrés Sánchez Marín, Juan Garriga, Antonio García, Luis Miguel Reyes Manuel Herreros, entre otros. Hombres que sufren porque están locos por la moto. Porque tienen ilusión y les mantiene la esperanza de que algún día puede que ocurra algo -¿la lluvia?- que les permita demostrar su valía. Ese día, ¡ay!, las cosas cambiarán.

Ruedas de segundo

El campeón de Europa Carlos Cardús, Tiriti, aún no ha conseguido entrar en el club de los privilegiados. La discriminación es notable. "No me dan las ruedas buenas, las que llevan los mejores. Tengo que correr con un modelo mucho menos efectivo. Puede parecer algo sin importancia, pero entre las ruedas buenas, las que llevan algunos, y las que me dan a mí la diferencia es de casi dos segundos por vuelta. Luego yo veo que esos que llevan esas ruedas, y puede que también mejor moto que la mía, no están dos segundos por delante de mí. Están más cerca o incluso por detrás. Eso quiere decir que esos pilotos pueden ser mejores que yo en los despachos, fuera de los circuitos, pero no en la pista".

Es un problema grave, pero no el único que tiene que sufrir un piloto de la valía de Cardús. Un problema que otros pilotos españoles de menos nombre que el Tiriti padecen también en sus carnes.

Las diferencias entre las ruedas más competitivas y las demás son enormes. Un segundo por vuelta es mucho. Porque al final de una carrera de 30 vueltas la ventaja entre los elegidos y los Cardús rara vez llega al medio minuto. Y eso que para estos últimos la desmoralización que sufren al comprobar que no pueden alcanzar a aquéllos pese a su esfuerzo y a su total entrega los fuerza a rendirse y bajar su ritmo al final.

Para el resto de los españoles la situación es peor. Los hermanos Galí, Joaquín y Ramón, seguidores del Mundial desde hace muchos años, tienen un material casi de derribo. "Vamos con motos que son como de desecho de tienta. Nuestras Bultaco son más propias de museos que de circuitos, pero es lo único que tenemos. Durante los meses que transcurren entre el final de una temporada y el comienzo de la siguiente nos dedicamos a preparar el material y a ahorrar algo de dinero, que invertimos luego en los gastos de la temporada. Pero con nuestro tipo de vida en competición, el dinero que necesitamos es el mismo que gastaríamos con una vida norrnal".

Montar sobre desechos

Luis Miguel Reyes, Tony García, Juan Garriga y Andrés Sánchez Marín forman el grueso de esos españoles que sufren los problemas de incomprensión y falta de medios económicos y técnicos. "Nuestros presupuestos son infinitamente menores que los de los pilotos oficiales. Contamos con alguna pequeña ayuda económica a cambio de publicidad, pero con la que no podemos tener acceso a un material suficientemente competitivo. Mientras los elegidos tiran ciertas piezas casi nada más usarlas, nosotros tenemos que repasarlas, repararlas y volverlas a montar cuantas veces haga falta. A ve-

La miseria del corredor de motos

ces hay que montar lo que otros desecharon en su día".Más triste aún es el caso de Fernando González de Nicolás, El Rana. Él iba para figura. Según todos los especialistas, El Rana estaba destinado a ser el sucesor de Ángel Nieto. Pero una terrible caída de su moto, cuando viajaba con unos federativos hacia una concentración motociclista de Zaragoza, truncó su carrera.

Después de luchar durante mucho tiempo contra esos mismos federativos, que le negaban la licencia para correr por incapacidad física, González de Nicolás logró su propósito. Pero ya no era el piloto de éxito y todos le dieron la espalda.

Sus ganas de volver a la moto le llevaron al otro lado de la frontera de la ley, y pagó caro su atrevimiento. "Ahora, tengo que correr con lo justo. Ni un duro. Llevo piezas de repuesto de otros. Entre mi moto y la de los de arriba hay tanta diferencia, que sólo se parecen casi en que las dos cosas son motos. Pero, pese a esa diferencia mecánica, en la pista yo no veo que haya tanta. Por eso sigo aquí, al menos mientras pueda hacerlo".

Para estos pilotos la solución puede llegar en forma de lluvia. Una lluvia que empape la pista, que la haga peligrosa y sobre la que la desventaja en la potencia de los motores y la calidad de las ruedas quede diluida frente al riesgo y al valor. En demasiadas ocasiones el precio es la ambulancia.

Ni Inscribirse

Pero aún hay más. La falta de ruedas adecuadas -porque no las venden por mucho que se tenga dinero para ello-, o de un motor competitivo -que los fabricantes sólo dan a algunos-, o de otros componentes mecánicos decisivos, se pone de manifiesto cuando el piloto comienza a rodar.

Sin embargo, a muchos de ellos no les dejan ni siquiera subirse en la moto para rodar, porque no les aceptan la inscripción. Se enteran cuando llegan al circuito, después de atravesar Europa al volante de una vieja y pequeña furgoneta que sirve de transporte de la moto, almacén de repuestos, taller de reparaciones e improvisado alojamiento en el que la cama es un saco de dormir y la cocina una pequeña bombona de camping-gas.

Rotos por el cansancio de horas y horas al volante de esas viejas y lentas furgonetas, cuando llegan al circuito estos pilotos se enteran que el organizador no les deja correr porque no acepta la inscripción. Sólo en algunas ocasiones la intervención del delegado español puede resolver el problema.

Carlos de San Antonio, el Trompa, una de las muchas veces que fue rechazado llegó a pensar en romper el circuito. "Lo sentía por mis compañeros, los pilotos, que no podrían correr. Pero ante la injusticia y la impotencia la única salída que me quedaba era llegar por la noche y hacer una zanja de un lado a otro de la pista. Así, en esas condiciones nadie podría correr. Aunque como algunos organizadores son tan inhumanos y no les importa para nada lo que pueda pasarles a los pilotos, probablemente habrían dado la carrera con la zanja como un aliciente de peligro añadido. Por eso no lo hice".

La decepción, la amargura y las lágrimas de rabia suelen ser para estos pilotos el final de una historia que, lamentablemente, puede repetirse una semana después, en otro circuito cientos de kilómetros más allá. O quizás no, quizás su futuro empieza hoy, en el Jarama.

Cuestión de privilegios

Ton¡ García, 28 años, ha conseguido un presupuesto de casi 10 millones para correr el Mundial y se siente un privilegiado. Contaba con dos motos y dos motores hasta que se perdió uno camino de Suráfrica. Ahora lo han encontrado en la aduana de Barcelona y no saben cómo recuperarlo. Cada avería es, para ellos, un palo al presupuesto.Pedro Parajuá, 29 años, ex piloto, y uno de los mecánicos de Ton¡ García -el otro es José Luis Lázaro-, no pudo dormir entre el jueves y el viernes. Se había gripado el único motor que tenían. Horas de sueño y 200.000 pesetas más en gastos. Pero tienen que puntuar en el Jarama como sea, para poder entrar en próximas pruebas y no tener que jugárselas en los entrenamientos o con las inscripciones, como es el caso de Luis Miguel Reyes que corre, como se diría en la jerga marinera, bajo bandera colombiana. Ton¡ García le tomaba los tiempos a González de Nicolás, 36 años, El Nani, que está sólo, "harto de mancharme las manos de grasa", que se cambia las ruedas y que le cuesta 200.000 pesetas intentar correr en el Jarama. Por ejemplo, cada vez que cambia las ruedas, son 20.000 pesetas.

Pero El Nani era un privilegiado al lado de Marcelino García, 30 años, transportista, dueño de dos camiones y que estuvo a punto de embargar uno para comprarse una Cobas en oferta. Le pedían millón y medio de pesetas, pero en efectivo. "No aceptaban ni un talón, ni un aval y, claro no me ha dado tienipo". Marcelino se había escapado de la Vuelta Ciclista a España, en la que hace las funciones de motorista para la emisora colombiana RCN. No podrá correr en el Jarama. "Lo que hace falta es moto y cabeza, mucha cabeza", repite insistentemente. Cree que con 15 o 18 millones podría tirar para hacer un buen Mundial. Para él, hasta El Nani es un privilegiado.

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