La banca, preparada para cobrar las letras sin presentarlas al cliente

La banca, que tiene en su poder letras de cambio por más de tres billones de pesetas, empezará a cobrar estos efectos sin presentarlos directamente al pagador, poco después de que entre en vigor el proyecto de ley Cambiaria y del Cheque, pendiente de ser aprobado por el Senado. Para analizar los cambios que introducirá la ley, entre ellos la posibilidad de aplicar intereses a los impagados y de prescindir del protesto para ejecutar el efecto, un millar de personas convocados por la Fundación Banco Exterior iniciaron ayer unas jornadas en Madrid.La noticia de que los bancos están preparados para dicha transformación, que consistirá en gestionar el cobro de letras mediante soporte informático, sin necesidad de mover los documentos originarios, fue comentada ayer a este periódico por Raflael Termes, presidente de la Asociación Española de la Banca Privada (AEB).

Según Termes, la letra de cambio quedará inmovilizada en la sucursal donde tenga entrada. El banco meterá todos los datos en soporte informático y presentará luego al pagador la comunicación salida de ordenador. Sólo en caso de que la deuda resulte impagada, habrá movimiento fisico de la letra, para proceder a su protesto o directamente a la ejecución.

Varios de los juristas y expertos que intervinieron en las jornadas coincidieron en señalar que la banca verá facilitada con la ley su justificada aspiración al tratamiento informático de las letras. Pero Fernando Sánchez Calero, catedrático de derecho mercantil de la Universidad Complutense de Madrid, subrayó que el efecto presentado en banda magnética no será letra de cambio.

El presidente del Banco Exterior de España, Francisco Fernández Ordoñez, dijo que la decadencia y las nuevas formas de tráfico mercantil que compiten con la letra de cambio se deriva de que actualmente quien vende una letra de cambio no tiene más esperanza de cobrarla que hace 100 años.

Por su parte, Aurelio Menéndez, catedrático de Derecho Mercantil, resaltó que el proyecto actualmente pendiente del Senado se atiene lo más fielmente posible a la legislación uniforme de Ginebra, imperante en la Europa continental.