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No se vislumbra el final del callejón

La apertura semanal se realizó bajo el signo de la continuidad, al mantenerse la pérdida del indicador general en las mismas cotas que las anteriores, al igual que el negocio, que continúa cercano a los 1.000 millones de pesetas por sesión. En la semana anterior la media diaria fue de sólo 1.100 millones de pesetas, y mucho habrán de cambiar las cosas para que en ésta no se siga el mismo camino. Las escasas variaciones que se registraron en la jornada se debieron al mejor o peor comportamiento de cada sector en relación a las sesiones anteriores, ya que al final las bajas también se impusieron aquí.Sin embargo, dada la actual situación por la que atraviesan los mercados, el hecho de que se mantenga la situación actual tiene una doble lectura, pues no significa sino que se está empeorando. La pérdida diaria de algunas centésimas que se viene sucediendo desde hace ya un par de meses está logrando acercar los índices generales a unos niveles que pueden ser francamente peligrosos. El ejemplo del mercado catalán, ya por debajo del 103%, y Bilbao y Madrid en el 109%, son indicativos de lo que puede suceder de mantenerse esta situación, que por otra parte no muestra indicio alguno de cambio.

A la hora de buscar algún tipo de causalidad se hace necesario volver a repetir toda la serie de factores que parecen estar influyendo en el deterioro de este que prometía ser un buen año para los mercados de valores: el dinero parece dispuesto a encarecerse, la tasa de inflación parece empeñada en no adaptarse a las directrices de la Administración, a las compañías eléctricas no parece importarles perder la confianza de sus accionistas con su largo silencio sobre el capítulo de los dividendos, y además un sin número de pequeños detalles propios de los mercados. Al final se discutirá si fue el huevo o la gallina, pero existe el peligro de que la discusión se haga en los mismos niveles en que se comenzó el año.

La sesión en sí no careció de anécdotas, dándose una de las más interesantes en el mercado bilbaíno, en donde el sector siderúrgico registró una pérdida bastante seria que le ha puesto en las mismísimas puertas de la par. Algo más de nueve puntos no se pierde todos los días, y menos en un sector tan importante para este mercado, que como el resto se encuentra con la actividad bajo mínimos. En Madrid fueron construcción y alimentación los grupos que pusieron los tonos más oscuros en la ya de por sí poco clara sesión. Los valores eléctricos se mantuvieron a la baja, aunque es preciso destacar que con más suavidad, algo muy normal si se tiene en cuenta que algunas pérdidas acumuladas casi llegan a los seis enteros en sólo cinco sesiones.

También se repartieron algunos dividendos, como fueron los de Inmobiliaria Metropolitana y Urbanizadora Metropolitana, ambos complementarios del pasado ejercicio, descontándolo íntegro la primera de estas compañías y cediendo además 10 enteros la segunda. Industrias Agrícolas, que también pagaba su dividendo a cuenta, no cotizó en este mercado. Por lo demás, la situación al cierre no prometía cosas mejores, aunque se pueden esperar algunos rebotes que habrá que situar en el terreno de lo coyuntural.

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