Roger Garaudy, comentarista del nuevo programa sobre cultura musulmana, desconoce el resultado de la serie

Televisión Española y los productores de la serie El legado científico de la cultura musulmana, que empieza a emitirse hoy, no se han molestado en enviar una copia de los episodios al principal comentarista del programa, el filósofo francés Roger Garaudy, ex miembro del Partido Comunista, convertido a la religión musulmana hace unos años. Garaudy manifestó a EL PAÍS su sorpresa: "No sé cómo ha quedado mi trabajo, ni si han dividido los comentarios a lo largo de toda la serie o los han concentrado en uno o dos episodios". El filósofo francés explicó que hace un año fue contactado por uno de los productores de la serie, Ricardo Sáenz, en cuya compañía se desplazó a Córdoba y Granada para grabar sus comentarios. "En principio yo sugerí que en lugar de una serie documental se realizara un trabajo dramatizado, confiando el papel de Averroes, por ejemplo, a un gran actor, tipo Lawrence Olivier, pero me explicaron que no existía dotación presupuestaria suficiente. En cualquier caso, realicé mi trabajo muy a gusto porque creo que la cultura del islam constituye uno de los momentos estelares de la humanidad".

Roger Garaudy señala que, desde su punto de vista, se ha tratado sobre todo de explicar el islam no como un hecho histórico, sino como una cultura capaz de proporcionar vías para resolver los problemas contemporáneos. "Cinco siglos de dominio de Occidente pueden resumirse en tres cifras: más de un billón de dólares en gastos militares, cuatro millones de personas que mueren de hambre y malnutrición al año y capacidad nuclear para destruir varias veces todo signo de vida en la Tierra. Es difícil imaginar un balance más desolador".

El filósofo se interrogó sobre cuáles podían ser las causas y concluyó que la cultura occidental se pregunta sobre todo por el cómo y no por el porqué. Por el contrario, la cultura del islam coloca en un primer plano las causas y objetivos en relación con el hombre. La universidad de Córdoba fue uno de los focos más importantes de la cultura y de la ciencia islámica. Los propios judíos reconocen que Granada y Córdoba representan uno de los momentos cumbre de su cultura, lo que demuestra además la tolerancia de los musulmanes españoles. El islam no se extendió al principio debido a una expansión militar, sino gracias a una revolución cultural.