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Ballesteros entra en el grupo de cabeza al término de la primera jornada del Masters de golf

La 49ª edición del Masters de golf en Augusta (Georgia) se inició ayer con el clima ideal, el campo en buen estado y una asistencia de cerca de 50.000 personas. Gary Hafiberg, un norteamericano de 27 años, con 68 golpes, se erigió ayer en el primer líder del torneo. Severiano Ballesteros, con 72 golpes, figura en el grupo de cabeza, que en la jornada de hoy tratará de despejar posiciones. En ese grupo, a un golpe del líder, se encuentran Tom Watson y Willy Steward. Destaca la presencia entre los privilegiados de dos aficionados debutantes en el torneo, Sam Randolph, de 21 años, y John Inman, de 23, que finalizaron con 70 golpes, los mismos que el campeón del pasado año, Ben Crenshaw, y el chicano Lee Treviño; mientras los veteranos Gary Piayer, Jack Nicklaus y Billy Casper hicieron 71. Tanto Player, de 49 años, como Nicklaus, de 45, aspiran a ganar el Masters en la década de los ochenta. Player lo ha ganado ya tres veces (1961, 1974 y 1978) y Nicklaus es el más grande porque es el único que ha vencido en cinco ocasiones (1963, 1965, 1966, 1972 y 1975).

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"Hay que apostar a otros caballos y no por mí", aseguraba Tom Watson, doble vencedor del Masters, intentando quitarse de encima la presión de sentirse uno de los favoritos a la obtención de la chaqueta verde. "Hay que apostar por Fuzzy Zoeller, Seve y Norman. Seve tiene más ventajas porque sus golpes largos son una habilidad natural y los cortos son muy buenos". Ballesteros ayer no jugó precisamente como un caballo ganador, pero al final se mostró contento con su tarjeta de 72 golpes. "Tal como he jugado en los golpes largos, es para estar más que satisfecho".

Golpes cortos

Verdaderamente, fueron los cortos los que colocaron a Ballesteros en esa esperanzadora posición, a cuatro golpes del líder. El comienzo del recorrido de Ballesteros ya no fue bueno. Su primer golpe se fue fuera de la calle, cosa que no es anormal en él, puesto que está identificado con resolver las situaciones difíciles. Su segundo golpe se fue al bunker (banco de arena) y después necesitó dos putts (golpes dentro del terreno que bordea el hoyo), que le supusieron su primer bogey (un golpe más que el par del hoyo). Hay quien sustenta la tesis de que en este deporte los buenos jugadores necesitan un par de hoyos para coger la onda o calentar el campo. Aquel jugador que, desde el primer momento, se lanza en el resultado con birdies (un golpe menos que el par del hoyo) suele presentarse irresistible para sus adversarios. Severiano no fue ayer de esta clase de jugadores.

En el segundo hoyo tuvo un buen primer golpe, pero su segundo se fue a la calle de otro hoyo. Ballesteros consiguió el par de este hoyo después de solicitar silencio y quietud a una señora norteamericana que se había movido en dos ocasiones cuando el jugador español se disponía a golpear la bola. Este acto, que algún sabio de este deporte en España hubiera reprendido, fue festejado por el público con unas sonoras carcajadas.

Está comprobado que el Masters es un torneo hecho para jugadores con potencia en los golpes largos y con precisión en los cortos o putts, como se les Rama comúnmente. Entre los jugadores que gozan de la fortuna de poseer esta mortal combinación se encuentra Ballesteros. El doble vencedor del Masters (1980 y 1983) dejó de calentarse a partir del tercer hoyo, en el que ya empezó a dar muestras de su agresividad y a exhibir su habilidad para colocar un último golpe con extremada precisión. En el cuarto hoyo, Severiano aceleró. Manolo, el hermano que hace de caddy, también se puso las pilas y, tras encender un cigarrillo, comenzó a concentrarse para ayudar a su hermano. Ballesteros, sin embargo, parecía buscar los bunkers en sus golpes de salida. La combinación de golpes largos-golpes cortos cojeaba por el primer lado.

El mejor hoyo

Pero fue en el siguiente hoyo, en el quinto, donde el jugador español, que ostenta, entre otras cosas, el récord de birdies en el Masters (26), se sacó el golpe de más que arrastraba desde el primer hoyo. Fue en el hoyo llamado de las magnolias donde el español impresionó nuevamente con un golpe largo que dejó la bola a dos metros de la bandera y con un golpe corto para birdie. Ballesteros finalizó su primera vuelta con 36 golpes, pero con esperanzas de mejorar en los siguientes nueve hoyos. Sin embargo, Severiano continuó con la irregularidad de la primera. Hizo birdie en el 12, pero en el 13 cometió bogey. Sumó un nuevo birdie en el 15, pero en el 17 su golpe largo se fue a otro green y necesitó dos puns para hacer el hoyo sumando su tercer bogey.

Sólo uno de los favoritos de Watson, Fuzzy Zoeller, no reflejó en el campo su condición. Zoeller acabó con 77 golpes. Norman, tras un fatal comienzo, pasó los hoyos 13, 14 y 15 con sendos birdies, pero acabó el 17 como un doble bogey, lo que dejó su tarjeta en 73 golpes. ¿Y Watson? Lo de Watson fue otra cosa. Después de bogey en los hoyos 4 y 5, tuvo una racha de un eagle (dos golpes menos que el par del hoyo) en el 13 y birdies en el 14 y 15, para finalizar con 69 golpes.

José María Olazábal jugó con los nervios de punta producto de ir al lado del lengenario Amold Palmer y de sentir la presión que impone encontrarse en un escenario como el de Augusta. Acabó su recorrido con 81 golpes, 9 sobre el par del campo, que le sitúan en una posición incómoda para continuar el torneo tras la elinúnación que se registre hoy. De cualquier forma, Olazábal se iría contento porque, en su juego particular con Palmer, él acabó vencedor. Palmer, 55 años, tras sus 83 golpes de ayer, corre el peligro también de quedar eliminado por segundo año consecutivo en un torneo que él ya ganó cuatro veces.

Clasificación: 1, Hallberg (68 golpes); 2, Steward y Watson (69); 4, Randolpli, Inman, Floyd, Treviño y Crenshaw; 9, Mize, Simpson S., Player, Nicklaus y Casper (71); 14, Ballesteros, Koch, Gilder, Lye y Wadkins (72).

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