España y la CEE avanzan a duras penas hacia un acuerdo en la segunda jornada de la 'maratón negociadora'

Eppur si muove. España y la CEE avanzan a duras penas hacia un acuerdo. "Tengo la impresión de que se avanza mucho en el fondo hacia un acuerdo", manifestó anoche el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, para quien, "si todo va bien, se firmará el Tratado de Adhesión en junio" (aun con acuerdo estos días, queda aún mucho trabajo), lo que llevaría al ingreso el 1 de enero de 1986. Esta última fecha depende, sin embargo, de estrechos plazos de ratificación, como reconoció el propio ministro

Morán coincidió así con una alta fuente comunitaria que, también anoche, al término del segundo día de la maratón de negociación, aseguraba que la Comunidad, tras su previa lentitud, "ha cambiado ahora de velocidad" en estas negociaciones, añadiendo que "si no se cierra esta vez no se cerrará nunca". El alemán Hans-Dietrich Genscher dijo que los problemas están definidos, y las cifras, sobre la mesa, por lo que hoy se entrará en la negociación concreta. Si Genscher comparte el optimismo de Morán, Andreotti señaló que "se avanza a unos centímetros por hora en la buena dirección, pero hay que acelerar".Los diez deben presentar esta mañana, según Morán, a la parte española una propuesta global en agricultura, pesca, asuntos sociales e incluso la cuestión presupuestaría. La CEE se dedicará, entonces, mientras España medita y prepara su respuesta, a otros temas, para dedicar la tarde y la noche a la negociación con España. Pues algo está claro: se está negociando de verdad por primera vez sobre los grandes escollos de las negociaciones de adhesión que se preveían en un principio. Incluso se previó ayer la posibilidad de proseguir esta maratón más allá del miércoles. Morán coincidió en que "han metido otra velocidad".

Pueden quedar algunos hilos del paquete tras esta sesión, pero no cuerdas, según Morán, que cree que a la cumbre de la CEE de finales de mes hay que "ir con las posiciones muy adoptadas, pues la cumbre europea tiene que sancionar las bases del Tratado". Los hilos, en todo caso, se negociarían rápidamente.

A media tarde de ayer, la presidencia italiana del Consejo de Ministros de la CEE presentó un nuevo proyecto compromiso global que contenía movimientos hacia las tesis españolas en agricultura, pesca y asuntos sociales. Tras diversos contactos bilaterales con españoles, portugueses y otros, el titular de Exteriores, Giulio Andreotti, reunió en sesión superrestringida a los diez. Esta reunión sólo se interrumpió para la cena con los ministros ibéricos, y se reanudó poco después hasta medianoche, concentrándose sobre la pesca.

Propuesta italiana

Por su parte, el aleman Hans-Dietrich Genscher consiguió aplazar, mientras la CEE no adoptara una postura sobre los temas de la ampliación, la discusión de otros temas como los Programas Mediterráneos Integrados o las concesiones a ofrecer a los países del Magreb. En pesca hubo una novedad: la presidencia (oralmente y no en el texto) propuso dar una cuota de merluza a España correspondiente a un 30 % del cupo de total de la CEE, con lo que España dispondría de 15.000 toenaladas (frente a las 8.900 actuales). "Es una buena base, pero podemos lograr más", dijo Morán. Francia estaba de acuerdo con esta cifra, pero ligándola a una reestructuración forzosa de la flota española. Un escollo central fue el acceso español al box irlandes, que Dublín quiere retrasar los más posible. La presidencia sugería que fuera a partir de 1992. Irlanda quería al menos 10 años. La presidencia presentó unas fórmulas vagas generales que se resumen sencillamente: que España ingrese y luego ya se verá.

En agricultura, las nuevas propuestas de compromiso de la presidencia (no aceptadas aún por los diez), provocaron un cierto "escalofrío agradable" en la CEE, en el sentido de que se estaba cuajando el acuerdo. Contemplan el añadir a la lista de productos continentales sensibles para España los quesos y el trigo blando. España se vería defendida durante cuatro años por medio de unos seudo-contigentes cuya cuantía discuten los españoles (la CEE quiere una base inicial equivalente a un 5% del consumo español). Si se recoge de nuevo en la lista la carne bovina, la leche y varios productos lácteos, no figura la leche en conserva o en polvo. Y además España, desde la adhesión, deberá suprimir todo régimen de licencias o contigentes. En aceite de oliva, en porcino y en azúcar se mantienen fundamentalmente las anteriores tesis de la comisión. En cuánto a frutas y hortalizas sólo hay una pequeña apertura en este texto: un desmantelamiento de los aranceles comunitarios en 10 años, frente a los siete que pedía España, pero con la posibilidad de acelerarlo en los cuatro primeros. El vino sigue siendo un problema: una cuota de producción de 25 millones de hectolitros de vino de mesa.

En asuntos sociales también hay aproximación en lo referente a la igualdad de trato y de acceso al trabajo desde la adhesión de los trabajadores españoles en la CEE. Y en cuanto al tema de Gibraltar, que surgió la víspera, los británicos esperaban poder resolverlo sin referencia explícita al Peñón, con una fórmula que mencionara simplemente las limitaciones al acceso al empleo de los familiares de los trabajadores "transfrontalizos".