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Un tufillo algo sutil que no viene de Dinamarca

A pesar de que la primera sesión de la tanda semanal se saldó con una ganancia de 60 centésimas en el índice general, el tufillo que se desprende de la jornada no es demasiado satisfactorio.El corro eléctrico ha ganado casi dos puntos, pero todo parece indicar que el atractivo de estos títulos -siempre hablando a corto plazo- se está reduciendo al favorable nivel de rentabilidad que ofrecen, frente a otras alternativas inversores, sin que haya renacido esa acogida positiva de que venían disfrutando antes de la pasada polémica sobre reparto de dividendos.

Los operadores esperan noticias sobre los intercambios de activos, problema del que puede depender el futuro del sector, si se hace caso a las lecturas paralelas de los últimas declaraciones oficiales. En todo caso, los grandes inversores han perdido confianza en estos valores, aunque la barandilla parece continuar apostando por ellos. También en este sector, aunque a nivel exclusivamente puntual, la Junta Sindical decidió ayer excluir de la cotización a Eléctrica de Langreo, en vista de que esta sociedad no ha alcanzado los niveles mínimos de cotización y volumen de negociación.

En este mismo sentido, también se suspendió la contratación de Petroliber a causa del inicio de la fusión de esta compañía con la Empresa Nacional del Petróleo y que puede originar una oferta pública de adquisición de acciones (OPA). Los rumores que circulaban por el parqué indicaban la posibilidad de que esta operación se realizara al 150%, aunque nada se sabe oficialmente de la posible venta de las participaciones de accionistas privados.

Quizá el corro bancario haya reflejado mejor que nadie la fase que vive ahora la bolsa. Por una parte, la subida de su índice parcial sólo ha sido simbólica (una centésima), y, paralelamente, se ha registrado una pérdida de seis enteros en Central y una ganancia semejante en Banesto. Los expertos consideran como una prueba de la debilidad del mercado que una entidad de la dimensión de la primera pueda registrar una tan sonada rebaja por tener que hacer frente a la primera opción de canje de su emisión de bonos de diciembre de 1984. La caja de los siete grandes presentaba unas órdenes de venta por 144.489 acciones, de las que 138.014 correspondían al Central. El saldo final se elevó a 100.506 títulos a la venta.

Los grandes operadores, al revés que la barandilla -y esta es la segunda vez que se menciona este hecho, lo cual es significativo consideran que los bancos terminarán por dar ese anunciado salto que empujará a la bolsa. Esta afirmación, para muchos, comienza a ser más cuestión de fe que de esperanza.

Telefónica, por su parte, parece mantener el cambio de la acción contra viento y marea, aunque ayer nuevamente el derecho bajó una peseta de precio, dejando abierta la posibilidad de que el anunciado diseño de la operación, de abajo arriba, no tiene muchos visos de confirmarse.

Los analistas consideran que la tendencia bursátil es bastante confusa en estos momentos y la mayoría de ellos se mantiene en liquidez esperando nuevos signos que les permitan adelantar un pronóstico.

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