'La noche de los muertos vivientes' dispuso de muchos imitadores
El enorme éxito de Thriller, el videoclip de John Landis protagonizado por Michael Jackson, puede provocar alguna confusión, como el creer que el producto fabricado para promocionar al cantante es el invento de una cierta iconografía fantástica o de una cierta renovación del género, al margen de que ningún videoclip ha llegado aún a la altura del delirio de la mayoría de los musicales cinematográficos de los años cuarenta y cincuenta.Thriller no es otra cosa que un astuto aprovechamiento de lo imaginado en La noche de los muertos vivientes, uno de los últimos casos de filme de serie B que tiene acceso a los grandes circuitos comerciales, obtiene una gran popularidad y genera multitud de imitaciones, entre las cuales la de Landis quizá sea la más distinguida. Para mesurar el éxito de la cinta de George A. Romero quizá baste recordar que incluso Jorge Grau rodó un remake español con la piadosa variante de titularlo No profanarás el sueño de los muertos, o algo parecido, instituyendo así el primero de los mandamientos del cine fantástico.
La noche de los muertos vivientes es una pequeña película que tiene el encanto de ser pionera en muchas cosas. No sólo funde el mito del vampirismo con el de los zombies, sino que incorpora el terror a la tecnología con la descarada explotación de los más truculentos efectos de maquillaje. Hasta la película de Romero, era norma sugerir, evitar ser demasiado explícito. Con La noche de los muertos vivientes el grand guignol es admitido dentro del fantástico como un elemento humorístico a la vez que repugnante.
En la memoria del cinéfilo seguro que perviven aún las imágenes del canibalismo que tanto impacto causaron en su momento. Posteriormente, la crudeza de las situaciones ha sido superada ampliamente, pero siempre dentro de cintas descompensadas que no han logrado hallar ese maravilloso equilibrio entre comicidad y angustia.
Construcción clásica
Construida de manera muy clásica, con una acción que transcurre en su casi totalidad en el interior de una casa, conservando siempre el punto de vista de las víctimas, La noche de los muertos vivientes reaviva al mismo tiempo una mitología y unos despojos humanos. Éstos resucitan debido a unas radiaciones atómicas y lo hacen en un estado de conservación que se presta a consideraciones sobre los límites del buen gusto. La mitología clásica reaparece actualizada, víctima también de un espantoso deterioro, propio de cuerpos que han resistido malamente los estragos de los saqueadores de tumbas. Los vampiros de Romero no se conforman con la sangre y con una succión precisa y elegante. Es gente maleducada, sin nobleza de cuna, que come a dentelladas y a la que no le basta con la yugular porque no está habituada a manejar los delicados cubiertos que son dos dientes largos y afilados.El de La noche de los muertos vivientes es un terror moderno que bromea con el de sus antecesores. Su único defecto era ése, el ser un producto cuyo atractivo descansaba, en buena parte, en su juego con un referente bien codificado. Ya se sabe que este tipo de propuestas raramente puede tener una continuidad satisfactoria sin caer en la parodia.
Vale también la pena recordar las características del final, con la momentánea victoria de los monstruos, muy distinto al habitual de las películas de vampiros. El mal no es aquí hijo del aristocratismo, sino fruto de un, delirio humano -el cine fantástico siempre ha castigado la soberbia de los investigadores que desafían a Dios-, que lo democratiza y lo pone al alcance de todos.
La noche de los muertos vivientes se emite hoy a las 22.25 horas por TVE-2.
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