'María Fernanda', una españolada de posguerra
Si ni tan sólo en la inmediata posguerra el cine español explotó sistemáticamente la mitología bélica, al finalizar la II Guerra Mundial, el posible interés por convertir en épica el drama de 1936-39 pareció desaparecer de manera casi definitiva. Cifesa se adentró en su política de producción de cine histórico de cartón-piedra que, si en un primer momento le dió grandes rendimientos de taquilla, luego habría de arruinar la empresa al embarcarla en costos desmesurados para unos productos que no podían exportarse.Otras casas, las que no se dedicaban única y exclusivamente a rodar para obtener licencia de importación, desempolvaron viejos novelones o se lanzaron a cultivar un folklorismo populista por el que toda la Península se transformó en decorado para el gracejo andaluz o la nobleza baturra, mientras unas terceras buscaban una curiosa hibridación en la que se entremezclaba el folletín costumbrista del siglo pasado con las secuencias de lucimiento para tonadilleras.
María Fernanda la jerezana se emite el hoy, a las 20
30, por TVE-2.
En María Fernanda, la jerezana se dan lamano el asesinato y el casticismo. Hay una víctima y la pista para descubrir al criminal es, nada más y nada menos, que una peineta. A partir de ahí ya puede uno imaginarse a un comisario de policía que pasa las tardes dominicales de pesquisas en Las Ventas, buscando al ganadero celoso o al torero seductor.
Protagonista de talento
Quien cuidó de sacar adelante esta españolada es Enrique Herreros, un cineasta ocasional que sólo en otra ocasión se puso detrás de la cámara, aunque sí se ganó una relativa popularidad como actor y, sobre todo, como dibujante, célebre por alguna de sus portadas para La Codorniz.
La verdadera protagonista del filme es Nati Mistral, cuyo personaje en la ficción, una mujer de tormentosa vida en el Madrid de principios de siglo -a partir de 1939, el cine cuidó de que todo el mundo pasara a tener una vida ejemplar- es explicada retrospectivamente, salpicada de canciones y cuadros flamencos. Y no deja de ser curioso que el talento de la Mistral no fuera aprovechado por el cine, ya que su carrera muy pronto se alejaría de la pantalla, alejamiento que, visto a posteriori, la liberó de convertirse en una folklórica más, de esas que acaban vendiendo sus pornomemorias a alguna revista del corazón.
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