Un asesor de Reagan defiende en Suiza la convertibilidad del dólar
ENVIADO ESPECIALLa urgente reconstrucción de un sistema monetario internacional estable es una necesidad de primer orden y uno de los objetivos claves a alcanzar por la comunidad financiera internacional durante el año en curso, ha señalado en Davos el congresista por Nueva York Jack Kemp, presidente del Grupo Republicano en la Cámara de Representantes, miembro de la House Budget Committee y uno de los más destacados asesores del presidente Reagan en materia económica. Kemp se ha mostrado decidido partidario de una vuelta al sistema de Bretton Woods, con la ligazón del dólar al precio del oro.
Hablando en el simposio organizado en esta ciudad suiza por la EMF Foundation, Kemp aseguró que la mayoría de los graves problemas económicos surgidos en años recientes en todo el mundo -la explosión de las reservas monetarias, la crisis financiera originada por las variaciones del precio del petróleo y otras materias primas, la crisis internacional de pagos- han estado directamente relacionadas con la ruptura, en 1971, del último sistema monetario razonablemente estable.
Para el congresista republicano, aceptando que el dólar y a economía norteamericana van a seguir desempeñando un papel fundamental en la economía mundial, es evidente que "a largo plazo, la confianza en la política monetaria norteamericana requiere una reforma del sistema monetario internacional, destinada a conseguir la estabilidad en el tiempo de los tipos de cambio".
Kemp, un hombre que está llamado a las más altas cimas del partido republicano, reconoció que Estados Unidos se equivocó al abandonar casi unilateralmente el sistema de Bretton Woods basado en la convertibilidad del dólar. De igual modo, la Administración norteamericana ha dado la espalda muy a menudo a iniciativas constructivas como la del sistema Monetario Europeo (SME).
A finales de la década de los setenta, Jack Kemp apoyó sin reservas la idea lanzada por el Banco Internacional de Pagos (BIS), según la cual los bancos centrales deberían limitar las fluctuaciones en las divisas estabilizando el precio del oro en un abanico, por aquel entonces, de entre 400 y 450 dólares la onza.
Ignorancia oficial
"Desgraciadamente, el consejo no fue seguido y la Reserva Federal norteamericana siguió, entre 1979 y 1982, políticas monetarias que ignoraron el hecho fundamental de que el dólar, lo queramos o no, es la divisa de reserva por excelencia a nivel mundial"."En estas condiciones, siempre que una creciente demanda exterior de dólares se tope con una relativamente estable oferta doméstica, el dólar tenderá a aumentar su cotización hasta que esa demanda sea satisfecha mediante una deflación del billete verde. Y eso ocurre a costa de nuevos incrementos en el déficit comercial norteamericano".
"Si queremos promover una expansión económica global que cree empleo y mantenga controlada la inflación", aseguró Kemp, "debemos volver de nuevo a un sistema monetario en el cual el valor del dólar sea estable en términos nominales, sin subidas ni bajadas". Jack Kemp afirmó que era un poco prematuro dar detalles concretos de esa reforma del sistema monetario internacional. No obstante, está claro, en su opinión, que el oro volverá a jugar otra vez un papel decisivo en el nuevo sistema monetario.
Y una pregunta: "si los bancos centrales del mundo entero creen de verdad que el oro no tiene ya ningún papel que desempeñar, ¿por qué demonios atesoran más de 1.100 millones de onzas del metal, de las cuales cerca de 600 millones están en manos de los gobiernos europeos?. "Después de todo", reveló Kemp, "la caída del precio del oro ha costado a Europa, en términos redondos, la friolera de 75.000 millones de dólares durante el pasado año, cantidad más que suficiente para financiar todos los déficits presupuestarios del viejo continente".
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