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Malta: una isla bajo influencias

(...) Internamente Malta vive, como dice púdicamente Alfred Sant, presidente del Partido Laborista, uno de esos períodos de crispación que la agitan a intervalos regulares; y Carmelo Mifsud Bonnici no hace gran cosa por calmar las aguas. En el Parlamento se le ha oído decir que era inútil celebrar elecciones en Malta si "una intervención extranjera en masa" alteraba el carácter democrático. "¿Pero qué quiere decir con ello?", le pregunté a Mifsud el 17 de diciembre. "Estaba pensando en los millones de marcos alemanes y de liras que la democracia cristiana alemana e italiana está dispuesta a desembolsar en el bolsillo de nuestro adversario", me respondió.Según Eddie Fenech Adami, dirigente del Partido Nacionalista, "la democracia está en peligro".

En, septiembre -en plena guerra escolar hoy calmada- hemos visto a Carmelo Mifsud dirigir en coche descubierto una manifestación de estibadores que terminó -sin él- con un saqueo en regla del palacio de Justicia, de la curia y de la capilla privada del arzobispo. En resumen, de ahí a desear que Dom Mintoff no se retire demasiado deprisa no hay más que un paso.

Éste es un deseo que lleva todas las trazas de cumplirse. Primer ministro o no, seguramente Dom Mintoff seguirá en la vida política. Tal vez en el Banco Central, cómodamente sentado en el montón de oro que en gran medida ha contríbuido a acumular (9.000 millones de francos franceses). La Prensa laborista, conmovida, le representa escribiendo con aplicación la siguiente misiva a su colega italiano: "Querido Craxi: me alegraría mucho que vinieras a pasar las fiestas de Navidad a Malta. Posdata: no necesito recordarte que no olvides los regalos".

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28 de diciembre

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