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ANTE EL 30º CONGRESO DEL PARTIDO DEL GOBIERNO

Una docena de personas tiene las claves de lo que ocurra a partir de hoy en el congreso del PSOE

Una docena de personas, entre ellas algunos miembros de la comisión ejecutiva, dirigentes de federaciones regionales y sindicalistas, constituyen los nombres que serán clave para dirimir los resultados del del 30º Congreso Federal del PSOE, que hoy comienza, y que es considerado por los propios líderes socialistas "decisivo" para el inmediato, político de país. De cómo se resuelvan las polémicas internas en el partido hoy gobernante -poder de los barones regionales frente, a la ejecutiva federal, política económica y permanencia en la OTAN son los tres debates fundamentales- dependerá que el partido siga uno a otro rumbo en los próximos tres años.

La figura del secretario general de UGT, Nicolás Redondo, es, probablemente, la que acapara una mayor expectación entre los observadores y los propios delegados asistentes al congreso. Redondo, cabeza de la delegación vasca, ha rechazado especificar sus planes a la hora de intervenir en las deliberaciones en comisión o en las sesiones plenarias, pero es comúnmente aceptado que atacará la política seguida por la ejecutiva federal en un doble frente: la aceptación que los dirigentes del partido han venido mostrando ante la política monetarista del Ejecutivo, y a la propuesta del presidente González en el sentido de que España debe mantenerse en la OTAN.Nicolás Redondo, uno de los hombres de mayor peso dentro del partido -en 1974 rechazó, en favor de González, convertirse en primer secretario del PSOE-, parece contar con el apoyo para sus tesis del prestigioso presidente socialista, Ramón Rubial, quien, sin embargo, evita siempre pronunciarse en público sobre cualquier tema conflictivo. Aun, probablemente, a su pesar, Redondo polarizará en torno a sí las opiniones discrepantes del congreso, dado el escaso peso logrado por los críticos de Izquierda Socialista, que apenas representan un 14,5% de los 769 delegados presentes.

Los 'tres grandes'

Al margen de los grandes temas economía y OTAN, la construcción del partido, cara al futuro se ha convertido, por sus connotaciones personales, en la tercera gran cuestión a tratar. La propia ejecutiva saliente parece hallarse dividida en cuanto a la representatividad y poder que deben tener los llamados barones o califas regionales. La mayor parte de la dirección federal apoya, sin embargo, el intento de frenar las pretensiones de algunos de estos califas, como el andaluz José Rodríguez de la Borbolla o el valenciano Joan Lerma, este último miembro de la ejecutiva saliente y dispuesto a mantenerse como tal.En el creciente enfrentamiento mantenido por Rodríguez de la Borbolla con un amplio sector de la ejecutiva federal -comenzando por el vicesecretario Alfonso Guerra- ha tenido una gran participación el secretario de imagen del partido y número tres de hecho en el mismo, Guillermo Galeote, hasta el punto de que partidarios del califa han defendido la posibilidad de presentar una moción de censura contra él en el congreso, informa Sebastián García. En cambio, la secretaria de Organización, Carmen García Bloise, se decantó recientemente en favor de Rodríguez de la Borbolla, ayudándole a consumar su intención de vetar a Carlos Sanjuán como delegado por Málaga. El presidente de la Junta andaluza y secretario regional tomó, por otro lado, la iniciativa de dividir por provincias a los 169 delegados que concurren al congreso por esta región, ante el acoso de los guerristas, que amenazaban con arrebatarle la mayoría en la propia Andalucía.

Por ello, será la federación valenciana, con sus 108 delegados unidos bajo un único portavoz (Antonio García Miralles), la más importante numéricamente del congreso. Para el Partido Socialista del País Valenciano, este 30º Congreso tiene más repercusiones regionales que nacionales, puesto que puede suponer una importante pérdida de poder del secretario general, y presidente de la Generalitat, Joan Lerma, si éste queda fuera de la nueva ejecutiva federal, según Manuel Muñoz. Así, algunos de sus seguidores han llegado a proponer el voto en contra de la gestión de la ejecutiva federal como forma de presión para que Lerma -cuya ejecutoria no es vista con mucha simpatía por los máximos dirigentes del PSOE en los últimos tiempos- continúe en ella.

El tercero de los grandes barones regionales, el madrileño Joaquín Leguina -que cuenta con 69 delegados, de los que 17 pertenecen a Izquierda Socialista-, parece haber preferido el pacto con los guerristas,- intentando colocar a algún relevante miembro de la FSM -se habla de su presidente, José Acosta- en la nueva ejecutiva.

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