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El PNV celebra hoy asamblea general bajo el signo de la división

El presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Román Sudupe, afirmó ayer que está convencido de que en la asamblea extraordinaria del partido que se celebra esta tarde en Artea (Vizcaya), por encima de las divergencias ideológicas, lo que está planteado es "un intento de controlar el partido por parte de algunos, sectores". Los 15 representantes alaveses que instaron al Consejo Nacional para realizar la convocatoria han adelantado su esperanza de hallar hoy "una solución de síntesis que permita superar el conflicto interno".

La propuesta de aplazamiento de la asamblea realizada por numerosas juntas guipuzcoanas, no prosperó. Los estatutos del partido establecen que la Asamblea nacional extraordinaria se celebrará por iniciativa del Consejo Nacional o de su presidente, de un consejo regional, a instancia de quince representantes, a petición de determinado número de afiliados o juntas, "en el plazo de 30 días naturales desde la presentación de la petición".Dado que la petición de celebración de la asamblea extraordinaria fue realizada el pasado día 24, el Consejo Nacional, o su presidente, han debido apreciar esa excepcionalidad, puesto que solo han transcurrido seis días desde el anuncio de la convocatoria.

La junta municipal del barrio donostiarra del Antiguo, reunida el jueves por la noche, aprobó una resolución por la que se advierte a los representantes de Guipúzcoa en la Asamblea Nacional que "será impugnada cualquier votación en que participe" por considerar que, no habiéndose reunido previamente la Asamblea Regional, carecen de representatividad para trasladar las opiniones de los afiliados.

Los reunidos reiteraron su apoyo a Carlos Garaikoetxea, instaron al diputado general de la provincia a aplicar los acuerdos de la asamblea de Zarauz y volvieron a pedir que se acelere la renovación de todos los cargos en Guipúzcoa.

Raíces de la crisis

Dicha renovación, prevista en principio para el mes de febrero, será un factor decisivo en la evolución de la relación interna de fuerzas. A tenor del desarrollo de las asambleas locales y regionales celebradas a lo largo de 1984, parece evidente que tanto el consejo regional como los representantes guipuzcoanos en los órganos nacionales, -asamblea y Consejo nacional-, están ampliamente cuestionados en Guipúzcoa.No se descarta que el propio presidente del partido, Román Sudupe, se vea obligado a abandonar dicho cargo, que ocupa justamente en representación de esa provincia.

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El rasgo más característico del estado actual de la situación interna del PNV es el carácter de división territorial que ha tomado la crisis. Vizcaya respalda ampliamente al aparato del partido, mientras que Guipúzcoa, con no menos intensidad, respalda a Garaikoetxea. En Álava la situación es peculiar, puesto que, si bien la mayoría de las Juntas son favorables a la línea Arzallus-Sudupe, las organizaciones locales que agrupan a la mayoría del total de afiliados de la provincia apoyan al Iendakari.

En esta formulación está implícito, por lo demás, el segundo rasgo de la crisis: su carácter de conflicto de lealtades. Personas con gran experiencia organizativa en el seno del PNV reconocieron ayer que desde hace meses casi todas las discusiones y votaciones se plantean en la práctica en términos de "con Garaikoetxea, o con Arzallus (o sus sucesores)".

Por ello, los intentos de "solución de síntesis" auspiciados al parecer por diversos sectores podrían verse frustrados esta tarde si, como sospecha el mismo Sudupe, lo que está en juego es "el intento de controlar el partido", por unos o por otros.

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