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GENTE

Neil Fifield

sostiene en brazos a su hija Stephanie, de seis meses, después de que a la pequeña se le haya colocado el marcapasos más diminuto del mundo. Padre e hija abandonaron el hospital el pasado lunes. Stephanie es la decimoquinta paciente a la que se le ha implantado, un marcapasos de tamaño reducido, similar al de una moneda de 25 pesetas. Aunque Fifield se siente muy feliz por su hija, la hospitalización de Stephanie, indirectamente, le ha hecho perder su empleo de trabajador de la construcción. Sus ausencias laborales para estar junto a su hija han sido esgrimidas por sus jefes como causa de despido.

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