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El puente que une la Ciudad de los Periodistas y Mirasierra, adornado con un mural sobre la paz

Amelia Castilla

Enrique Tierno, alcalde de Madrid, inaugurará oficialmente este mes el mural que cubre por completo el puente, bajo la carretera de la Playa, que une la Ciudad de los Periodistas con la, colonia Mirasierra, en el distrito de Fuencarral. Durante dos meses de trabajo y tras salvar múltiples obstáculos burocráticos, Eugenio Cano, pintor de 23 años, ha modificado el paisaje urbano, convirtiendo un puente gris, de 325 metros cuadrados de hormigón, repleto de pintadas belicistas, en un escenario de color dedicado a la paz en Centroamérica.

Tras un laborioso estudio de diseño y maquetación, el pintor, subido en una escalera, a modo de andamio, y animado por aplausos e incluso los insultos de algunos automovilistas, comenzó el mural a principios del verano. Poco a poco transformó la superficie grisacea del hormigón en un fresco con representaciones simbólicas de las culturas azteca y maya a base de colores fuertes y calientes. "Creo que he conseguido romper el estatismo de la estructura y de la ingeniería", asegura el pintor. "El lateral exterior que da a la Ciudad de los Periodistas", explica, "tiene tonos oscuros y marrones, más acorde con la mole urbana, que la parte del puente que da a la colonia Mirasierra, de viviendas unifamiliares rodedadas de verde. Las paredes internas del puente, sin embargo, son una explosión tropical, que ofrecen más una imagen de selva".

Pese a que el trabajo ya está terminado, la gestión de la obra ha sido una carga para el pintor. "Lo que en febrero de 1983 se emprendió oficialmente pronto quedó retenido en las fauces de la burocracia", afirma. Cano tuvo que realizar personalmente todas las gestiones con los distintos departamentos municipales y estatales para iniciar las obras.

"Carrera de obstáculos"

"Esta carrera de obstáculos se ha prolongado hasta ahora porque la financiación está todavía en trámite con los organismos municipales pertinentes", asegura. con resignación el pintor, cuya fuente de financiación -"muy limitada"- son los encargos particulares y la ayuda familiar. En los ratos que le quedan libres, Cano, que se siente más cerca de la vanguardia clásica que de la posmodernidad, pinta, entre otras cosas, mujeres, músicos de jazz, trompetistas y saxofonistas.

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