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La semana en que el índice quiso hacer alpinismo

La situación de la Bolsa de Madrid al cierre de la tanda semanal es envidiable. No solamente el índice general marca el récord en lo que va transcurrido de año (142,93%), sino que durante el miércoles de esa misma semana ya se había fijado otra cota máxima (142,44%).Este dato tiene una importancia que excede la puramente estadística. Según los chartistas, el hecho, de que se hayan alcanzado en las últimas tres jornadas niveles superiores a los del anterior récord del pasado 6 de agosto (141,054) permite esperar una subida libre del mercado. Aunque nada ni nadie es infalible, lo cierto es que la teoría de los gráficos premia con un 75%, de aciertos a sus seguidores, por lo que es un punto a no olvidar.

Otros operadores, por el contrario, consideran que el mercado ya ha alcanzado unos niveles muy ajustados a los precios reales y que, por consiguiente, los avances que se produzcan a partir de este momento serán esporádicos o, en todo caso, arriesgados.

Dejando a un lado estas dos escuelas de interpretación, parece evidente que la bolsa se encuentra ahora ante dos tipos de estímulos de muy distinto origen, aunque confluyen en la misma dirección: favorecer la inversión en renta variable.

Por una parte, el reciente pacto entre la banca y el Gobierno para abaratar el precio del dinero es un elemento básico para explicar el boom que está viviendo el mercado. El descenso de los tipos de interés está hundiendo algunos activos financieros -como los pagarés de empresa-, al tiempo que ha hecho menos atractivas las imposiciones a plazo. Los ahorros que se dirigían hacia allí tenderán, al menos en parte, a realizar una visita a la plaza de la Lealtad. Por otra parte, los proyectos gubernamentales para incentivar fiscalmente las inversiones en capitalriesgo son aún más especulación que realidad, aunque todo parece indicar que los tiros van en esa dirección.

En todo caso, una parte importante de los operadores confia en un fortalecimiento del negocio bursátil. Los volúmenes de contratación de las tres últimas jornadas ya han superado ampliamente los 1.000 millones de pesetas, mientras que las compras a crédito han mantenido a lo largo de la semana unos niveles significativos.

Aparte de tendencias a medio o largo plazo, estas operaciones parecen estar basadas en las expectativas originadas por la firma del pacto social, momento en el que se auguran nuevos y espectaculares avances de los valores bancarios. Pero quizá la razón sea más inmediata. El índice sectorial se encuentra bastante por debajo del general, y los viejos lobos saben que a estas instituciones no les gusta nada esa situación, sobre todo si el final de año se encuentra a casi tres meses vista.

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