_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Juegos fríos

Rosa Montero

Aburridita estoy de tanta tontuna deportiva. Ahora los soviéticos se inventan los Juegos de la Amistad y se dedican a fosfatinar marcas, para mortificación de americanos. Las grandes potencias han consagrado su vida a pisarse los callos mutuamente, cosa que, como empresa política, resulta a todas luces lamentable. De todas formas no me quejo: es sin duda preferible que se aticen con atletas que con bombas.Lo que me fastidia es esa mística barata que rodea a los Juegos. Tanta pamema olímpica, tantos mohínes farisaicos, tanto hablar de símbolo fraternal y de limpia deportividad. Los hay que fingen sobresaltos, que se escandalizan ante los mutuos boicoteos, alegando que tales escaramuzas políticas van a terminar con la pureza de los Juegos. Boberías. En el mundo de hoy la neutralidad es imposible. Todo es política, y hace falta ser muy ingenuo o muy taimado para sostener que las Olimpiadas son una oportunidad para la paz.

Es política que los premios los acaparen las potencias y que el Tercer Mundo apenas si arañe unas medallas. Políticas son todas -las filias y las fobias, el sustrato de rencillas, los chanchullos. No sólo las Olimpiadas no son un símbolo de paz: es que además ahondan y enardecen los rencores. Tras las retransmisiones de Los Ángeles, el mundo ha aumentado unas décimas su capacidad de odio irracional, que ya era grande. ¿Quién no se ha sentido enfurecido en algún momento al contemplar las tropelías pronorteamericanas de algunos jueces? El torpe y chundaratero nacionalismo estadounidense ha reavivado, a modo de reacción, la insensatez nacionalista de los demás países, como quien remueve en una ciénaga con un palo. Y así estamos todos, perdiditos de barro y de furores.

Los soviéticos, que no retransmitieron ni un solo minuto de la Olimpiada, pretenden ahora chinchar a Reagan con unas competiciones paralelas. Se equivocan. En vez de tantos Juegos de la Amistad y tantas gaitas, debían haber pasado por televisión la programación entera de Los Ángeles, y ahora tendrían a su pueblo bramando un antiamericanismo furibundo. Hay que reconocer que en esto de la guerra fría son muy burros.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_