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Juegos de la 23ª Olimpiada de la era modernaBALANCE DE LOS GRANDES DEPORTES OLÍMPICOS

La vela y el tiro, dominados por Estados Unidos

ENVIADO ESPECIAL, Estados Unidos se impuso en las clases Soling, el único barco olímpico con tres tripulantes, Flying Dutchman y Star. Además, fue segunda en las tablas a vela, donde Scott Steele no pudo con el campeón del mundo, el holandés Van den Berg; plata en Tornado, donde los neozelandeses también dejaron en bronce a los grandes favoritos australianos; plata en el Finn, la clase solifaria, en la que el avezado Bertrand no pudo con el también neozelandés Coutts, segunda medalla de oro para este país, siempre al acecho, y plata en el 470, superados los norteamericanos por los españoles.Las condiciones de las regatas hicieron que la calidad de los barcos fuera mucho más influyente que la de los regatistas. Los norteamericanos contaron, lógicamente, siempre con el mejor material.

La vela fue uno de los pocos deportes escasamente afectado por las ausencias de los países del Este, aunque también faltaron algunos nombres importantes. Además de los alemanes orientales Borowski-Svensson, no estuvieron los terceros clasificados en los mundiales de Flying Dutchman, los soviéticos Borodinov-Akymenko; ni en Finn, Khoperski; ni en Star el doble campeón olímpico Mankin, ni en Soling Budnikov, campeón de Europa y en gran forma como demostró, al ganar igual que Borodinov y Khoperski la alemana de Cannes.

Los soviéticos, concretamente, más oscuros en sus aguas de Talin en 1980, se había preparado concienzudamente en el Mar Negro y en Cuba, para tener una referencia climática al menos parecida con Los Ángeles. Pero sus posibilidades de éxito no las podrán comprobar nunca.

Luis Doreste, definido por un compañero suyo como "un bloque de hielo a la hora de tomar decisiones durante las regatas", estaba aparentemente tranquilo momentos antes de subir al podio de los campeones en el emplazamiento número uno. Las medallas, para Doreste y Molina, daban paso a un nuevo futuro en el mundo de la vela con un reconocimiento internacional de los dos jóvenes deportistas españoles.

Cara al porvenir deportivo de Luis Doreste, el entrenador del equipo olímpico español, José-Luis Benavides, corroboró las opiniones del propio Doreste de continuidad en la clase 470. "Porque a Luis lo que realmente le gusta es navegar en competición", dijo Benavides, "y la clase 470 le permite hacerlo casi cada fin de semana".

Luis Doreste y Roberto Molina preparan ahora su participación en el Campegnato de España, el próximo octubre, en Alicante, y para 1985 figuran como citas importantes el Campeonato de Europa, en Capo d'Istria (Yugoslavia), y el Campeonato Mundial, en Marina di Carrara (Italia).

La medalla de Doreste y Molina, a suynar a las obtenidas en los anteriores Juegos por Antonio Gorostegui (plata en Montreal) y Alejandro Abascal (oro en Muscú), muestra que la vela española es un deporte, uno de los pocos deportes, con categoría olímpica.

Sin embargo, sobre su futuro planean algunos nubarrones, como los que había en el atardecer del pasado jueves en Long Beach, cuando Doreste y Molina recíbieron las medallas de oro. "Creo", continuó Benavides, que habría que redefinir un Programa con una redistribución diferente del dinero". Con esquemas más selectivos, pues tener un equipo de vela con nivel olímpico impone programas más estrictos y mayores medios. En España está de sobra demostrado que hay excelentes deportistas de la vela. Pero hay escasez de medios, distribuidos un tanto arbitrariamente. También se carece de producción nacional de equipo para la alta competición. En Los Ángeles, por ejemplo, sólo el spin del velero del 470 era de fabricación nacional, quedando penalizado el resto del material para los Juegos u otras competiciones con aranceles y, muchas veces, largos plazos para importarlo.

Competición de tiro

Once títulos, seis masculinos, tres femeninos (los de precisión) y dos mixtos, foso olímpico y skeet (los de plato), se disputaron en el torneo olímpico de tiro en Los Ángeles. China y Estados Unidos, según se esperaba, estuvieron a la cabeza, con tres medallas de oro cada una. La ausencia de la URSS, sin embargo, y de algunos otros tiradores del Este devaluó una competición en la que pudo aspirar a estar entre los mejores.

Los soviéticos, como los restantes países del Este, se evitaron tirar en el desierto. Aunque en principio el comité organizador quiso llevar el escenario a Las Vegas, Samaranch se negó rotundamente por la mala imagen que podía dar una ciudad tan especial. Después de muchas polémicas, se eligió un lugar sin mal nombre, Prado, como tantos hispanos de California, pero casi tan alejado como Las Vegas. Allí, la primera medalla de oro que se disputa habitualmente en los Juegos la ganó China en pistola libre. Xu Haifeng se ¡mpuso al sueco Shanaker, campeón olímpico en Montreal y del mundo el año pasado, en Innsbruck. Pero tendría que haber ganado también a los dos mejores soviéticos ausentes, el campeón olímpico de Moscú y subcampeón del mundo, Melentiev, y el medalla de bronce en Innsbruck, Jegrischin. Siempre latentes las bajas.

De las cinco restantes pruebas masculinas, la más devaluada fue la de pistola de blanco móvil, donde no estuvo Igor Sokolow, el campeón del mundo de 1983 en Edinonton (Canadá), con 591 puntos, y también olímpico en Moscú, con 589. En Los Ángeles ganó otro chino, Yuwei Li, con sólo 587, marca que logró el subcampeón mundial de Edmonton, el húngaro Bodnar, otro ausente. En Moscú 80, el alemán oriental Pfeffer obtuvo la medalla de plata con 589, como Sokolow.

En la pistola rápida ganó el japonés Kamuchi, con 595 puntos, por delante del rumano Ion, con 593. En los pasados campeonatos de Europa de Bucarest Ion ni siquiera consiguió medalla (sólo plata por equipos), porque ganó el soviético PusyrJov, con 598 puntos, y fue bronce el húngaro Orban, con 597. Ocurrió lo mismo en la carabina pequeño calibre tres posiciones, donde la URSS fue al copo en la capital rumana: Lvov, VIasov y Mitrofanov.

El británico Cooper, oro. olímpico ahora, se conformó con estar en el equipo tercer clasificado, tras la URSS y la RDA. En los Juegos no hay títulos por equipos. Finalmente, en la carabina de pequeño calibre, posición tendido, ganada por el norteamericano Etzel ante el francés Sury y los británicos Sullivan y Allan, faltó también el campeón europeo, Mitrofanov, y el subcampeón, el checo Kurka. Sólo fue indiscutible el triunfo del campeón del mundo francés, Pliffippe Heberle, en carabina de aire comprimido. Pero ganó sin tener como rivales al subcampeón, el soviético Sawolodkó, y el tercer clasificado, el alemán oriental Rettkowski.

Empató en foso

En skeet tampoco hubo discusión en la victoria del campeón mundial norteamericano, Matthew Dryke, aunque faltó la URSS, que no ganó medallas individuales en Edmonton, pero sí el subcampeonato por equipos, así como Checoslovaquia, tercera. En foso ganó el italiano Giovanetti tras desempatar con el peruano Boza y el norteamericano Carlisle, uno de los favoritos, subcampeón mundial. El campeón, el canadiense Priinrose, se hundió en el puesto 16, como Eladio Vallduví, la gran esperanza española. Pero también faltó alguien, el soviético Assanov, tercero en Edinonton y subcampeón europeo.

En las tres pruebas femeninas se repartieron los triunfos China, Canadá y Estados Unidos. Lo más siginificativo fue el triunfo de la china Wu Xiaoxuan en la carabina de pequeño calibre tres posiciones, porque fue subcampeona mundial el año 83, tras la alemana oriental Marlies Herbig.

En la pistola de tiro deportivo ganó la candiense Thom, tras desempatar con la norteamericana Fox, y falló la campeona de Europa, la rumana Maécivei. Y tampoco estuvo la subcampeona, la soviética Treinite. Siempre faltó alguien. Por ejemplo, en la última prueba, la carabina de aire comprimido, ganada por la estadounidense Spurgin ante la italiana Gufler. No estuvieron la campeona y subcampeona de Europa, las soviéticas Leskiv y Komaristova. Más de un título y de una medalla sí hubiesen logrado los ausentes del desierto californiano.

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