España pierde con Suecia en balonmano y como máximo podrá ser novena
ENVIADO ESPECIALEl desastre del balonmano español se consumó la noche del miércoles en el pabellón de Fullerton. Las muchas millas recorridas para llegar hasta él tendrán doble mal recuerdo para Juan de Dios Román y su equipo. España ni siquiera consiguió empatar con Suecia en el partido decisivo para evitar el Mundial B, al perder en el último segundo. El torneo olímpico de Los Angeles estará en los anales del balonmano español como uno de los momentos más desgraciados de su historia. Desde lo precipitado de la preparación ante la inesperada presencia a última hora, hasta los propios fallos en la cancha, pasando por mala fortuna incluso en los despachos, todo salió mal. España sólo puede aspirar ahora a ser séptima.
La historia del fracaso español podría reducirse a los últimos segundos, decisivos, del partido contra Suecia. A España le bastaba el empate, y a falta de dos minutos Uría falló el, segundo penalti de los cinco lanzados. esta vez por el equipo. Heligren, el guardameta del Coronas tinerfeño, apenas tuvo que moverse para que se estrellara en él el balón.
El capitán español fue el vivo ejemplo de la desorientación hispana en todo el torneo. Una frase de Juan de Dios en uno de los encuentros fue significativa: "Uría, !hostia!, deja de protestar y piensa". ,
Tras perder la ocasión del penalti, Cecilio Alonso acertó inme diatamente en una de sus pocas ocasiones desde la línea de nueve metros y colocó a España con una ventaja de 25-24, que parecía decisiva al ser de dos goles reales. Sin embargo, en el contraataque sueco, una vez más por un ala, Cabañas cometió penalti y Jilsen, tras recoger del poste la baselina que no había podido interceptar Rico, empató a 25.
España, después, ya a falta de 24 segundos, perdió el enésimo balón en ataque y el panorama no podía ser peor, pues si Suecia marcaba en su posesión de balón todo terminaba.
Y terminó, pero con más angustia y desesperación aún para España, en el colmo de la concatenación de adversidades. La defensa consiguió evitar el tiro sueco hasta que el marcador señalaba cinco segundos. En un amago de saque, no permitido por el árbitro, pasaron dos segundos. Aunque el banco español protestó, uno de los colegiados dijo que seguían faltando cinco segundos.
Pasaron cuatro y la barrera española hizo la última falta, la típica falta de balonmano que saca sólo el lanzador, sin posibilidad de pasar a compañero alguno, mientras todo el equipo contrario forma la barrera con los brazos levantados para interceptar el balón. El lanzador era Bjorn Jilsen, el goleador sueco, y también del Coronas tinerfeño. En lugar de lanzar por alto, en salto, casi siempre inútil, tuvo la astucia de hacerlo por bajo, entre las piernas de la barrera. El balón entró junto al poste derecho de Rico. El último balón. La medalla a que se aspiraba en Los Ángeles quedaba tan lejos que ahora sólo se puede aspirar al novenoo puesto.
Islandia no desaprovechó su oportunidad y ganó a Suiza, por 23-16. Islandia y Suecia serán los dos últimos países que participarán en el Mundial A. Se unirán a los cuatro primeros del torneo olímpico. La RFA, que ganó a Dinamarca, jugará la final con Yugoslavia, que dio la sorpresa y venció por un gol a Rumanía. Daneses y rumanos disputarán el bronce. España, aunque gane a Suiza, país organizador del Mundial A, y que lo jugará como tal, vuelve al Mundial B, donde se encontrará con todas las potencias del Este ausentes en los Juegos. No le ha podido salir peor.
Las cosas, sin embargo, no salen mal sin razón alguna. España cometió demasiados fallos. Sobre todo, defendió peor que los primeros partidos, síntoma de su desconcierto y nerviosismo en aumento. Aunque remontó la ventaja inicial de Suecia y llegó a mandar por dos goles, terminó el primer tiempo con desventaja de 16-13.
En la segunda parte, España redujo pronto la diferencia, e incluso se puso por delante nuevamente (19-18), pero en los minutos finales todo fueron empates hasta el lamentable desenlace para un equipo que volvió a cometer errores ya viejos. Al margen de que esta vez se fallaran menos penaltis de lo habitual y los porteros volvieron a estar en "un tono gris.
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