Era un hombre.
Batida en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1932 en la prueba de 100 metros por la polaca Stella Walsh, una abuela canadiense de 74 años, Hilda Strike, declaró el pasado miércoles, en el periódico La Gaceta de Montreal, que ella debería recuperar la medalla de oro que le arrebató Stella. Resulta que la corredora polaca superó a la canadiense sobre la misma línea de llegada, con el tiempo de 11.9. Pero Stella ganó engañando a la naturaleza. Después de adquirir la nacionalidad norteamericana, Stella resultó muerta durante el tiroteo que se produjo en un atraco ocurrido en Cleveland (Ohio, EE UU). La autopsia reveló que ella poseía órganos sexuales masculinos. Hilda considera que "el Comité Olímpico Internacional (COI) podría reparar esta injusticia devolviéndome, 52 años después, la medalla de oro. Sería un gesto amable, no solamente para mí, también para Canadá".
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