Tercera derrota en hockey sobre hierba a consecuencia de la mala preparación
JUAN MORA, Hace cuatro años, España se proclamó, en Moscú, subcampeona olímpica. La preparación se había iniciado en el otoño anterior. Cinco meses antes del comienzo de los Juegos concluía la Liga para que la selección pudiera preparar a fondo la competición olímpica. Este año la Liga comenzó justo cuando concluyó cuatro años atrás. Hace tres meses, el equipo no tenía seleccionador. La federación echó al anterior, el alemán Horts Wein, por denunciar que no le estaban dejando seguir la preparación que él creía más adecuada, que no era otra sino la que siguió para convertir a España en subcampeona olímpica. Ayer, la selección Perdió su tercer partido en Los Angeles. India ganó 4-3. España ya sólo puede optar a los puestos del quinto al octavo si gana a Malaisia y Estados Unidos.
Lo que ha sucedido para que se llegue a esta situación lo provocó principalmente el cambio en la presidencia de la federación. José María Andreu sustituyó a Joaquín Dualde y está más atento a los intereses de los clubes que a los de la selección, que ha llegado a Los Ángeles con 14 partidos de preparación. Pakistán lo ha hecho con 80. Andreu dice que "no había tiempo para jugar más. España no está actuando mal. Los resultados son consecuencia de la mala suerte".
España, es cierto, no está jugando mal porque los jugadores, técnicamente, no tienen que envidiar a nadie. Pero carecen de fondo físico. Antonio Prat, preparador físico, medita respecto a dimitir del cargo después de los Juegos porque apenas ha tenido una semana para trabajar con los jugadores. Sin fondo, sin resistencia, España no puede jugar al contragolpe, que es el juego que le va por temperamento y porque la técnica combinada, con los cambios de ritmo, es invencible.
El nuevo entrenador de la selección, Bert Bunnick, holandés, se irá en cuanto concluyan los Juegos. Él no tiene la culpa del fracaso. Le dieron una selección para que en menos de tres semanas la preparara.
El resultado de ayer frente a India fue el mismo que en la final olímpica de Moscú. Los indios han pasado del 2-3-5 al 4-2-4 y se limitaron a aprovechar las facilidades concedidas por España. En el primer tiempo, la selección española no existió, al jugar sin movilidad, sencillamente porque los jugadores carecen de fondo. Al descanso se llegó con 0-2. En la segunda parte, los jugadores españoles, con un resultado casi sentenciado, se liberaron de la responsabilidad de tener que ganar y ofrecieron su mejor juego. Arbós y Malgosa consiguieron en siete minutos el empate. Pero, de nuevo, España quedó atenazada por la responsabilidad y, en dos fallos, volvió a recibir dos goles. Al final, Arbós redujo diferencias, en un penalti-cómer, gracias a un despiste arbitral. La pelota entró por alto cuando, en esa falta, el reglamento dice que, para que sea gol, ha de traspasar la línea por bajo, es decir que la pelota dé en la madera y no en la red.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.