Gross, un delfín con ojos negros
J. J. F., Michael Gross parece no terminarse nunca; es como un barco, un delfín gigante de ojos negros, con gafitas oscuras y cabeza rubia. Como el norteamericano Lundquist, aunque sin frustraciones anteriores, el gigante alemán ha aprovechado sus oportunidades y ha demostrado sus impresionantes condiciones, casi insólitas por su físico, en la historia de la natación. Gross se quedó ayer al borde de su tercera medalla de oro, pero para algunos su único mérito son sus 201 centímetros.
La altura, en determinados deportes, se ha considerado siempre decisiva. En natación es especialmente importante. Michael Gross es alto y tiene ventaja, porque física y tecnicamente es un gran nadador. Y para nadar bien se necesitan, entre otras dotes fundamentales, flexibilidad en las articulaciones, flotación, capacidad respiratoria, cardiaca y muscular, técnica, preparación psicológica para vencer como en todos los deportes, e intensidad en los entrenamientos. Un nadador alto sin todo ello será un mal nadador.
Sí es una evidencia, sin embargo, que la estatura de los nadadores de distancias cortas ha aumentado sensiblemente en los últimos tiempos. Schollander, ganador en los Juegos de Tokio, en 1964, medía sólo 1,78 metros. El australiano Wenden (Juegos de México, en 1968), tampoco pasaba de 1,80. Mark Spitz, rey de Munich, en 1972, medía 1,83. Pero ya en Montreal 1976, aparecieron gigantes como Montgomery (1,97) o Babashoff (1,93) y, en Moscú, en 1980, ganó el alemán oriental Woithe (1,95).
El caso de Gross, con sus 2,01 de altura, es el más extraordinario. Él ha conseguido aprovechar su estatura, al unir una gran calidad en todas las facetas técnicas y físicas. Ayer bromeaba en torno a su altura y contaba que no cabe en la cama. "He utilizado mis maletas para alargar el colchón"
En realidad, en natación, al, igual que en atletismo, la estatura y la corpulencia se necesitan para las distancias cortas, donde la explosión del atleta necesita de capacidad anaeróbica, con mínimo gasto de oxígeno, al revés que en el fondo, donde es imprescindible la aeróbica para que el gasto de oxígeno no agote al atleta.
Las estadísticas hechas en los Juegos de Montreal y Moscú, que pueden coincidir también con las de Los Ángeles, sobre los finalistas de las pruebas de sprint en natación, señalaron que la estatura rondaba una media de 1,90 o 1,91 metros, bajaba a 1,83 o 1,84 en medio fondo (400 metros) y aún más, a 1,78 o 1,79, en el fondo (1.500 metros).
En Los Ángeles, en cualquier caso, sólo el francés Caron (1,99), el australiano Brooks (1,98), el italiano Revelli, el alemán Korthals, el también australiano Stockwell y el sueco Johansson (1,96), han rivalizado en estatura con Gross, pero nunca en calidad. Carmen Bunaciu, de Rumanía, es la versión femenina de Gross. Mide 1,90 y pesa casi 80 kilos. La rumana es especialista en distancias cortas, como los 100 metros espalda. Sólo se le acercan las alemanas orientales Geweniger (1,8 l), Meineke (1,80) y Strauss (1,80) y la norteamericana Lehner (1,83).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.