Un proceso recién iniciado
En los astilleros italianos Italcantieri, creados en 1966 por el sector público (2% del IRI y 98% del Fincantieri), apenas si se ha iniciado una reconversión en toda regla.Con una plantilla total de algo menos de 9.000 trabajadores en estos momentos, hasta ahora tan sólo se han realizado acciones aisladas para el saneamiento del sector.
El pasado año, sin embargo, se anunció la puesta en vigor de un plan por el que todos los astilleros se fusionarían en una sociedad anónima, con el cierre de algunos de los existentes, y un importante recorte tanto de la capacidad de producción como de la plantilla, que disminuiría aproximadamente en un 25%.
A diferencia de los suecos, en Italia apenas se ha introducido la diversificación de actividades en los astilleros públicos. Se ha creado el Arsenale Triestino San Marcos, dedicado al mercado de plataformas off shore, y que da trabajo a unas 1.200 personas, pero cuyos frutos y representatividad dentro del sector son mínimos.
La situación no ha mejorado en los últimos años, con un descenso en la productividad desde el año 1980 de aproximadamente un 12%.
En estos últimos años, el Estado ha tenido que seguir haciendo frente a las necesidades financieras de Italcantieri, para enjugar las pérdidas. En 1982 éstas fueron de unos 13.300 millones de pesetas, que fueron sufragadas con una capitalización estatal de 19.600 millones de pesetas. Éstas se unieron a los 37.400 millones aportados en el período 1980-1982.
Asimismo, y vía subsidios directos a las nuevas construcciones, en ese mismo período los astilleros italianos habían recibido otros 20.000 millones de pesetas más.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.