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Delgado y Arroyo se acercan a la cabeza del Tour

Luis Gómez

Delgado se acerca a las posiciones de privilegio. Sacó partido de la única etapa pirenaica del Tour y precedió a todos los favoritos. Arroyo le acompañó en el éxito y siguió la rueda de Fignon para sobrepasarlo justo en la línea de meta. Fueron tercero y sexto, respectivamente. La etapa la ganó el escocés Millar, acostumbrado a vencer en los Pirineos. El líder Barteau se mostró muy satisfecho por poder seguir siendo líder, pero seis kilómetros no de una dureza épica trastabillaron parte de la clasificación general. Delgado es ahora décimo y Arroyo decimosegundo; una subida espectacular. Ambos están dispuestos a formar, de nuevo, el dúo que haga más dinámico el Tour de Francia.

Delgado puede que pareciera impaciente, pero la inmediata posteridad servirá para medir mucho mejor con qué intenciones reales inició el ataque. Porque fue el primero en desesperarse en medio de un pelotón reducido de corredores escogidos, un pelotón que marchaba aparentemente relajado y con el rostro disimulando el esfuerzo de 200 kilómetros atrás. Agrupada pedaleaba la flor y nata del Tour, los que habían entrado en los mil y un pronósticos de salida y algún que otro despistado. La pequeña selección natural impuesta había dejado atrás a Pedro Muñoz, Gorospe y Edgar Corredor. Para ellos no iba a ser éste un Tour propicio. Delgado, de pronto, cuando aún no habían coronado el penúltimo puerto, de segunda categoría, saltó y los dejó para siempre en esa etapa. Sólo Herrera, un escalador que recuerda a los de otras épocas, pudo pasar al lado suyo. Pedro rompió la carrera y mejoró su situación. Falta sólo por comprobar un detalle de la máxima importancia: si actuó al máximo de sus posibilidades o hizo un ejercicio de inteligencia. Porque Delgado tenía previsto no atacar.La undécima etapa representaba para Echávarri, director del Reynolds, un difícil supuesto, complicado por el hecho de que se planteaba resolverlo sólo si se cumplían determinadas condiciones. Era como un problema de matemáticas puesto a propósito para provocar muchos suspensos entre los alumnos. Algunos Reynolds llevaban una buena media y se jugaban del notable para arriba. Un suspenso en los Pirineos iba a ser difícil de levantar. Así, las condiciones impuestas eran arriesgadas: no atacar, ir a la contra, dejar que los colombianos empezaran a desfilar para arriba o, en todo caso, aguantar hasta el final y decidir a última hora.

Delgado lo había declarado media hora antes de dar comienzo a la etapa: "No es una carrera en la que deba arriesgarlo todo; atacará otro Reynolds, quizás Laguía, que está fuerte, pero yo tengo que esperar a ver qué pasa". El riesgo radicaba en que Delgado no supiera estar en la escapada buena.

Delgado resolvió solo y con acierto el problema, por lo que mantiene su buena nota. Le quedan varios exámenes parciales, pero Delgado es un alumno que no necesita profesor particular. Echávarri lo ha confesado en varias ocasiones: "es muy listo, sabe elegir sus momentos, piensa por sí mismo". Echávarri acostumbra a dejarle solo, porque sabe que puede fiarse de su inteligencia para romper la carrera en el momento preciso.

A nueve kilómetros

Ese momento llegó, ciertamente, cuando nadie lo esperaba: en el kilómetro 217,5, a 9.000 metros de la línea de meta. Hasta ese instante la carrera no había cumplido con las expectativas. Sólo ofrecía interés por averiguar los nombres de algunos corredores que se descolgaban; se esperaba alguna sorpresa pero no por delante sino por detrás. Un italiano, el veterano Bataglin, se había mostrado como el más singular de estos descartes: una hora antes de dar comienzo la etapa, paseaba por las calles de Pau con una maleta en la mano y bien trajeado; había abandonado, muy elegantemente, por cierto. Otros preferían pararse en la carretera y bajar de la bicicleta, como Edgar Corredor Pierre Bazzo, tomaba, contra su voluntad, el camino del hospital, a propósito de una caída. Y Pedro Muñoz, simplemente se quedaba atrás.

En cabeza de la carrera, cuatro escapados, seguidos de otros dos y un grupo selecto, pero numeroso. Bernaudeau, Veldscholten, Millar y Didier, por delante; Echave y Vigneron, en medio, y los favoritos detrás, pero sin demasiado interés por romper el rumbo que llevaban las cosas. Se les veía sudorosos, pero poco sufridos, hartos de pasar calor, pero aparentemente frescos de energía en pleno Pirineo. Algunos hasta se gastaban bromas y eso parecía inaudito en una etapa de alta montaña. Al kilómetro 217,5, Delgado se fue solo y nadie quiso seguirle. Sabía, porque lo tenía estudiado, que tras el puerto de segunda categoría le esperaba una bajada, una curva peligrosa después y la última ascensión. Calculó su momento aunque algunos pensaran que era pronto, pero el tiempo que ha sacado a los favoritos le da, de momento, toda la razón.

El último puerto significó la paliza general. Millar se puso primero y Delgado parecía en disposición de sobrepasar a los Bernaudeau, Veldscholten y Didier. Subía a fuerte ritmo, hasta que saltó Herrera y empezó a demostrar su fama de mejor escalador colombiano. Herrera era una flecha. Cazó a Delgado, que optó por seguirle pero sólo poco tiempo, adelantó al resto y le faltó algo más de espacio paa rebasar a Millar. Delgado pareció sufrir algunos apuros, pero volvió a reaccionar. De pronto saltó Fignon del grupo. Todo el mundo se fijó en que se quedaba Hinault, pero nadie pareció darse cuenta de que sólo Arroyo, segundo clasificado del Tour del pasado año, le seguía. Una sorpresa más que dio ayer el Reynolds, al que le salió un día redondo, con una buena actuación de Laguía, para rematar. Reynolds metió a cinco corredores entre los 40 primeros. Le falló sólo Gorospe.

Para el Teka, los Pirineos sirvieron de confirmación de que se trata de un equipo roto. Han perdido ya al colombiano Corredor y su líder, Pedro Muñoz, entro en el puesto 49, a 9.06 minutos.

Hoy se disputará la décimosegunda etapa, de 111 kilómetros, entre Saint Girons y Blagnac. Esta etapa, muy corta, no tiene más dificultad que un puerto de tercera categoría, aunque vuelve a insistir en tres metas volantes con bonificación.

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