Mercè Macià

Mercé Maciá tiene 27 años, es soltera y está en paro. Natural de Colonia Estebanell, cerca de Camprodón (Gerona), donde vive Joan Manuel Serrat, y de profesión alpinista, Mercé consiguió a finales del mes de mayo, en el Lhotse Shar (montaña de 8.400 metros) subir a una altura a la que nunca había llegado un cuerpo femenino español. Mercè, de apenas 1,50 metros de estatura, multiplicó los centímetros de su tamaño en las montañas del Himalaya y ha colocado el techo femenino español en 7.350 metros, 100 más que la altura alcanzada en 1976 por otra catalana, Montserrat Jou. Su sueño de cada día es volver a las montañas nevadas. Ella, que vive en Mataró desde los siete años, se identifica como una pagesa amante de la nieve y confía encaramarse algún día a un 8.000.

En poco menos de medio año el alpinismo, femenino español ha alcanzado una altura verdaderamente importante. Después del éxito de la expedición femenina al Kangtega, Mercè Macià ha conseguido superar el récord de Montserrat Jou. Tanto Mercé como las integrantes del Kangtega coinciden en afirmar que cada día se manifiesta una mayor progresión en el montañismo femenino. Mercé, sin embargo, señal que falta mayor animación entre las mujeres para emprender objetivos como el que ella ha logrado."Si no salen es porque no les dejan los padres", dice Mercè, que habla por su propia experiencia. "Los follones que tuve para que me dejaran salir. No les hacía mucha gracia que me subiera por las paredes de las montañas. Yo pienso que se tienen que animar más, que me vean a mí con lo pequeñita que soy, pero si la mochilita pesa, te aguantas y sigues adelante".

El éxito de Mercè Macià tiene mérito. Ella, que empezó a aficionarse al alpinismo a los 15 años e la escuela, no había intentado nunca una altura similar, ni tampoco había formado parte de una expedición mixta. Lo más alto que había subido había sido el Montblanc (4.800 metros). "De virguerías no había hecho ninguna, pero las vías de hielo me encantan, me entusiasman, es algo increíble".

Esos 7.350 metros que ha escalado en el Lhotse Shar han significado mucho para ella y para el alpinismo femenino en España. "Todo empezó cuando regresó Antoni Sors del Pakistán y oí que quería hacer un 8.000", señala la nueva recordwoman del alpinismo español. "Yo le dije, ¿por qué no cuentas conmigo esta vez?'. Y él me contestó: 'Pues vale'. Eso sucedió hace tres años. Yo nunca había ido a un tipo de expedición así por las pelas. Y en esta ocasión no queríamos pedir un crédito, pero tuvimos que solicitarlo".

"Ahora sólo siento ganas de volver. Quisiera estar nuevamente ahí o en cualquier otra montaña. Estoy tan contenta, tan satisfecha de mi misma, tan sorprendida por la altura que llegué a escalar que me pasaría horas hablando de esta experiencia tan agradable", manifiesta entusiasmada. Y es que, como ella dice, "yo soy casi una roca" y el montañismo le llena profundamente. "Es peor que una droga", dice.

La expedición al Lothse Shar, integrada por Mercè, Toni Sors, Sergi Escalera, Manu Badiola y Antoni Ricard, no pudo lograr el objetivo inicial. Las condiciones meteorológicas y un retraso provocado por la pérdida del material hicieron que la expedición regresara sin llegar a la cima. "Cuando llegamos a los 7.350 ellos lo festejaron gritando mucho, picando la nieve, todos estaban muy contentos". La expedición llegó con fuerzas a los 7.000 metros.

El único recuerdo ingrato que tiene Mercè del montañismo es la muerte de su amigo Enric Pujol, en 1981, en las montañas del Himalaya tras alcanzar la cima del Broad Peak, de 8.048 metros. "Yo no podía salir de expedición porque el dinero no nos alcanzaba y el que había siempre se lo llevaba él. Desde aquella ocasión me metí en la cabeza que tenía que subir un día a una montaña muy alta". Ahora lo que más la asusta es esperar hasta 1987 para volver a un 8.000.