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CASTILLA Y LEÓN

11 muertos cerca de Salamanca al 'segar' el remolque de un camión un autocar de viajeros

Una docena de Hermanitas de los Ancianos Desamparados, procedentes de Ciudad Rodrigo y Béjar, de Palencia y Don Benito, velaban a mediodía de ayer los cadáveres de las 11 personas muertas en un accidente en el que el remolque de un camión segó lateralmente a un autocar. Este vehículo, fletado por la Junta de Extremadura, iba ocupado por 22 personas que se dirigían al País Vasco, donde la mayoría de ellas tenían su domicilio habitual.

A las 11 víctimas mortales se sumaban ocho heridos graves y dos leves. El accidente se produjo a las 2.15 horas de ayer, en el kilómetro 228,750 de la carretera Irún-Burgos, en el término de Villares de la Reina, a cinco kilómetros de Salamanca. Entre los cadáveres, cuya identificación finalizó a las 14.30 horas, figuraba una niña de siete años, María del Mar Benítez Dávila, que viajaba junto a su abuela, que también pereció. El conductor del autocar, fue hallado totalmente mutilado. El vehículo había partido de Quintana de la Serena, en la provincia de Badajoz.Al mediodía de ayer, los familiares de las víctimas comenzaron a llegar a Salamanca. Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados fueron las primeras en ocupar los velatorios y alrededores de la funeraria en que se depositaron los restos mortales de las víctimas, entre las que se encontraba una compañera del convento de Don Benito, María Luisa Viguria, que iba a visitar a su familia en Pamplona. En el Hospital Clínico de Salamanca ingresaron ocho heridos, de los que tres fueron dados de alta a primeras horas de la tarde. En la residencia Virgen de la Vega ingresaron otras cuatro personas.

Todo había ocurrido a las 2.15 horas. Un camión Renault D-38, articulado, con matrícula S-6988-L, que conducía José Manuel González, alcanzó a otro camión articulado que también marchaba con dirección a Salamanca, un Mercedes matrícula 5623-FX-33, conducido por Jean Pierre Michel. "Me encontré frente a un camión portugués, sin luces en la culera", explicaba ayer el conductor del primero de ellos, "y tuve que frenar inmediatamente. Pero como consecuencia del frenazo y del estado del piso, el remolque debió de hacer un extraño. La cabina ni siquiera rozó al autocar, porque se mantuvo dentro de su carril".

El remolque del camión con matrícula de Santander, cargado de madera, irrumpió en el carril de la izquierda en el momento en que pasaba por él, en dirección contraria, el autobús Pegaso Polo, matrícula BA-4201-H, de la empresa La Serena, SL, que había sido contratado por la Junta de Extremadura. El autocar quedó partido. El remolque del camión funcionó como una sierra. Los pasajeros de la izquierda del autobús fueron destrozados por el otro vehículo.

La Guardia Civil se limitó a explicar ayer que "el camión español colisionó con el francés y luego con el autocar. La visibilidad era perfecta. A 250 metros había un cambio de rasante que los camiones habían pasado ya y al que el autocar no había llegado. Aquéllos bajaban y el autobús ascendía".

El conductor suplente del autocar dormía en el momento en que se produjo la colisión. "Es mejor no pensarlo, porque lo que vi... Es mejor no recordarlo...", insistía Manuel Mata, preguntado sobre el momento en que despertó.

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